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- ¿Cómo, cuándo, por qué surge la Confluencia Sindical?
Otoño de 2016… Cádiz es una ciudad pequeña, de unos 100000 habitantes. Eso facilita que la mayoría de los activistas y miembros de organizaciones sociales y sindicales nos conozcamos y coincidamos en muchos espacios.
Hay que tener en cuenta el contexto político del momento: la irrupción del 15M (mayo) en 2011 y el posterior surgimiento de las “Mareas”, las Marchas de la Dignidad del 22M (marzo) de 2014 y el nuevo tablero en la política electoral a partir de los resultados en las Europeas de mayo de 2014 de Podemos… La crisis económica, las políticas de “austeridad” para el pueblo mientras se rescataban bancos con dinero público, habían desatado el movimiento social. Las reivindicaciones contra los recortes en todos los servicios públicos encabezaban las movilizaciones. Mientras tanto, se habían implantado dos reformas laborales (la del PSOE de Zapatero de 2010 y la del PP de Rajoy de 2012) y el “movimiento obrero” estaba prácticamente inerme ante tales abusos. Los sindicatos de clase andábamos entregados al activismo social y nuestra presencia en las calles estaban más relacionadas con las movilizaciones de las Marchas y las Mareas que a las luchas sindicales, que se libraban en entornos más sectoriales y con menos repercusión mediática.
Realmente, los encuentros entre delegaciones y afiliaciones de otras organizaciones se daban –con buena sintonía entre todos– en los talleres y cursos de contenido sindical, que por entonces proliferaban bastante. Ya en el seno del SAT de Cádiz (mi primera afiliación sindical) hablábamos desde hacía meses de la necesidad de confluir con otros sindicatos de clase y organizarnos en la defensa de los trabajadores desde un marco más amplio, cuando recibimos la propuesta de una reunión con otros dos sindicatos de los que llamamos “alternativos”. Ese fue el primer paso. Más o menos un mes más tarde, planteamos otra reunión con los que fuimos los primeros integrantes de la Confluencia Sindical, que se llamó “de la Bahía de Cádiz” porque realmente la afiliación de nuestras organizaciones sindicales trasciende el ámbito de la “unión local” y abarca afiliados de localidades de toda la Bahía.
Ciertamente, nuestra puesta en común en estos inicios quería ser realista y efectiva… nada de ambiciosos proyectos ni construcción de tejados sin echar cimientos. Estuvimos de acuerdo en, por ejemplo, poder formar coaliciones electorales para ganar o poner delegados en los comités de empresa allí donde campan siempre los mismos, en respaldarnos mutuamente en las denuncias sindicales más relevantes, plantearnos cómo apoyarnos ante una huelga o lucha sindical importante… Y, también, ir apareciendo como “unidad sindical” en todas las movilizaciones para dejar muy claro que es posible confluir, que juntos podemos dejar de ser los “minoritarios” para empezar a ser una alternativa real a los mal llamados “mayoritarios”.
Así fue como nació el lema que ahora se ha extendido en todo el Estado: UNA SOLA CLASE, UNA SOLA LUCHA. Sí, fue en Cádiz, alrededor de una mesa en un local llamado “BarrioAbierto”, cuando ya empezábamos a avanzar organizativamente como Confluencia… Presentamos varios “lemas” para elaborar una pancarta para aparecer como unidad sindical (con todos los logos de las organizaciones que la conformábamos entonces) y fue esa máxima la que decidimos que nos representaría. Ahora “una sola clase, una sola lucha” se ha vuelto una consigna de “tradición popular”, casi.
- Háblanos de la organización interna para que varios sindicatos puedan caminar juntos durante tanto tiempo.
Voy a ser sincera: no resulta fácil, desde luego. Partimos del hecho de que éramos todos conocidos y “bien avenidos”. Sin embargo, en el día a día surgen diferencias, puntos de vista diferentes, incluso “personalidades” distintas, que pueden hasta chocar en determinados asuntos. La clave, por supuesto, es la organización y el debate.
La organización: hay que reunirse regularmente. Cada sindicato debe elegir a su representante en la Confluencia. El mismo o la misma representante por tiempo indefinido; es decir, que no sirve que para las reuniones toque una persona distinta cada vez, por una simple cuestión de pragmatismo. Esa persona debe contar con un conocimiento profundo de la línea sindical de su propio sindicato y –esto es fundamental– contar con la confianza de su Unión Local o Provincial. Porque, ante determinadas decisiones urgentes, no se puede “tomar nota, llevarlo al comité y, para otra reunión, venir con la posición de su organización”. Hay que “resolver”, como dicen los cubanos… Las convocatorias ya llevan los puntos del orden del día, aunque sean de urgencia, y es labor del representante recabar toda la información sobre el tema y realizar las consultas pertinentes antes de acudir, para no desgastar al personal en continuas reuniones y poca acción o efectividad.
El debate: para argumentar y plantear propuestas hay que dejar de ser “yo” y convertirse en “nosotros”. Hay que transformarse en “lo que necesitan las y los trabajadores” y no en “lo que le interesaría a mi sindicato”. Las delegaciones sindicales se equivocan bastante cuando conciben que determinada actuación puede repercutir en una mayor afiliación para sus propias siglas. En verdad, la clase trabajadora pasa mucho de las siglas. El pueblo trabajador sigue a quien lleva una lucha coherente y justa con los intereses de la clase, tenga el nombre que tenga. Más aún, a la gente le gustaría ir tras una organización potente y combativa (como fue en su día la UHP, Unión de Hermanos Proletarios) en una misma movilización… Pero, desgraciadamente eso no se da hoy por hoy. La Confluencia Sindical aspira a eso: todos unidos en una misma estructura organizativa, considerando ya un gran avance la superación del “patriotrismo de siglas”, para contribuir a la forja de esa organización potente que está aún por llegar. Y no digamos ya el temor que le infunde a la patronal ver a sus puertas a un nutrido grupo de varios sindicatos distintos, todos organizados y todos a una para la misma protesta…
El principio básico de cualquier confluencia sindical es el de ganar luchas, ganar denuncias, proteger a los trabajadores… y no tanto “crecer” en afiliación cada uno por su cuenta. De hecho, cuando han acudido a mi sindicato un grupo de trabajadores de un sector concreto donde no tenemos implantación, pero sabemos que otro sindicato de la Confluencia sí la tiene y es eficaz, los remitimos sin problema a esa otra organización… ¡si es que se quieren afiliar! Porque ese es otro principio importantísimo para la Confluencia: no pedimos afiliación de antemano a nadie que venga con un problema laboral. La precariedad y la represión en los centros de trabajo es tal que no permite siquiera el derecho a sindicarse… o simplemente, la situación económica de las personas despedidas o acosadas no dan para “cuotas”. Por todo esto que he descrito, se hace necesario montar también cuanto antes una “oficina sindical” de atención conjunta a los más precarizados. O, al menos, poder poner en común el seguimiento y la defensa de este tipo de casos de gente no afiliada.
Claramente, llevar a cabo una labor sindical y conformar y mantener una estructura organizativa de “confluencia sindical” requiere de entrega y de compromiso muy, muy arraigado y firme. Se requiere capacidad de estrategia sindical pero mucho más se necesita conciencia de clase.
- Los “1º de mayo” son especialmente importantes porque la Confluencia recorre en manifestación los barrios obreros…
El 1º de mayo es el gran día de la clase obrera. No es un día de puesta de largo de liberados y secretariados de sindicatos para la “paz social”. Es el día que hay que gritar “que viva la lucha de la clase obrera” y no “apoyamos la firma de conciertos, recortes y conciliaciones laborales leoninas”. Los sindicatos de clase, los que combaten las injusticias laborales y sociales, deben marchar por su hábitat: los barrios obreros. Así lo vimos desde nuestro primer 1º de mayo, en 2017. Vimos que podíamos ir mucho más lejos que limitarnos a conformar un “bloque crítico” detrás de otra manifestación porque, en realidad, la clase trabajadora debe de aspirar a no ir “detrás” de quienes no la van a escuchar, ni por avenidas que le son ajenas en cuanto a su convivencia diaria.
Han sido ya 8 años consecutivos (exceptuando 2020, año Covid) de la “Manifestación por los Barrios Obreros” cada 1º de mayo y siempre hemos contado con el apoyo del pueblo trabajador gaditano: En 2018, con los Astilleros ya encendidos por las condiciones de precariedad laboral que condujeron a la huelga en julio de ese año, nuestra primera huelga convocada por sindicatos de Confluencia (la que la patronal quiso impugnar porque, según ellos, éramos tan pequeñitos que no contábamos con implantación en el sector); en 2021, en pleno conflicto del cierre de Airbus, cuando toda la plantilla en huelga cruzó el Puente de La Pepa y se nos fundieron en un emocionante encuentro al comienzo de nuestro recorrido; en 2022, con la conocida Huelga del Metal de noviembre aún caliente y la provocadora convocatoria nacional de Vox a escasos metros de nuestra salida (convocatoria que, por cierto, quedó en un esperpéntico desfile de guardas de seguridad y profesionales de la prensa alrededor de 10 personajes del staff voxiano); en 2023, con los compañeros represaliados de las panaderías Butrón de Chiclana y otros sectores laborales también en lucha; en 2024, con los huelguistas de Acerinox de Algeciras encabezando la marcha y recogiendo aportaciones solidarias de los vecinos y vecinas durante todo el trayecto; y ya, en 2025, también con la representación de Acerinox y el recién creado Sindicato de Inquilinos/as…
Sin entrar a calificar ninguna otra movilización del Día de la Clase Trabajadora, lo que sí tenemos el orgullo de declarar sin ninguna duda es que, en todo el territorio provincial de Cádiz, no se encontrará una manifestación más diversa, colorida, animada y fundida con su propia clase que la Manifestación por los Barrios Obreros del 1º de Mayo.
- Cuál es la relación con CC.OO. y UGT, qué mirada les observa ante la realidad de que los llamados por ellos «sindicatos minoritarios» vengan trabajando juntos y ofreciendo una herramienta a los trabajadores en los conflictos.
En nuestra Confluencia tenemos por “norma” no basar nuestro discurso en atacar a otras organizaciones sindicales y, por el contrario, apoyar cualquier lucha de trabajadores en conflicto laboral, venga de donde venga la convocatoria. La Confluencia ni siquiera está interesada en hablar de otras siglas. Nos centramos en intentar superar nuestros propios límites. Nuestra lucha es y será siempre contra la patronal, contra los abusos y la explotación empresarial. Comprendemos perfectamente la realidad que acucia a un/a trabajador/a en una empresa con un comité presidido por el sindicato “más representativo” del sector.
En el sector del Metal, por ejemplo, se ha intentado el acercamiento directo de nuestro sindicato CTM para todas las cuestiones cruciales, como las negociaciones por el Convenio… La respuesta recibida desde estos comités muchas veces no hace más que delatar esa “mirada” a la que te refieres en la pregunta. Está clarísimo que esa mirada ya vislumbra perfectamente que lo verdaderamente importante no estriba en lo “mayor” o “menor” cuantitativamente hablando que sea una estructura sindical, sino el nivel de confianza y seguimiento que suscite entre los trabajadores. Trabaja con honestidad, escucha a las plantillas, plantea estrategias posibles, respalda a los que deciden combatir y no humilles ni increpes a los que no se atreven a perder sus puestos de trabajo. Esas son las funciones de “la herramienta”. Si cumple sus funciones, funciona la herramienta.
- Valóranos el momento represivo contra el sindicalismo de clase que estamos viviendo en el Estado español.
Tremendo. Bestial. Pero no “pesimista”. La represión es consustancial a un sindicalismo consecuente con su propia esencia. No estamos en “otra crisis” sino en uno de los más álgidos momentos de la gran crisis económica y política española, europea y de todo lo que se considera el “occidente mundial”. La clase trabajadora debe ser explotada, precarizada y, por lo tanto, represaliada, para sustentar a las clases dominantes: la empresarial y financiera. Dejémonos de guardar las formas impuestas… ¿qué “tres poderes”… de qué? Aquí hay un sistema, el capitalista, arañando y desgarrando para mantenerse aún coleando. El despertar de la clase que está siendo maltratada, reprimida y explotada aquí, vilmente expulsada y masacrada en otros países, y sometida en todos, puede estar “al cabo”… y ese despertar es fuente de optimismo.
En cualquier caso, sabemos que el alcance de la represión es directamente proporcional a la distancia que nos queda para forjar la unidad de lucha en la calle. Esa es una tarea obligatoria de cualquier organización sindical: “ninguna represión sin respuesta”… “si atacan a uno/a atacan a todos/as”… y solamente así se frena esa tendencia intrínseca a la represión que tiene el sistema.
- ¿Esta Confluencia Sindical podrá ser vanguardia de una Confluencia Política en una izquierda especialmente diseminada?
Las dificultades de las que te he hablado para crear una estructura local o provincial en el terreno sindical son irrisorias comparadas con las que se plantearían en el ámbito político al mismo nivel territorial… inimaginables en el estatal. No obstante, contamos ya con esta experiencia, por la que nadie hubiera apostado como “duradera” ni fructífera. Aunque suene a ripio, la voluntad política, la conciencia de clase, puede superar cualquier obstáculo…
Hoy por hoy, se daría un paso de gigante si nos pusiéramos de acuerdo en aplicar una línea política de intervención en la calle al servicio de la máxima unidad combativa de sectores obreros y populares, con un programa antioligárquico, que hablase sobre todo de “rescatar al pueblo” y no a banqueros y otros grandes capitalistas… rescates que están en el origen de la crisis que dio lugar a las movilizaciones de la década anterior y que favorecieron el surgimiento de nuestra Confluencia Sindical de la Bahía de Cádiz, como decía en la primera pregunta. Si no hay confluencia en esa línea, digamos “programática”, creo que cualquier reunión de siglas políticas en clave electoral tendrá poco recorrido, tal como ya hemos visto anteriormente.