Jon Urzelai Imaz nació en Beasain (Goierri, Gipuzkoa). Militante de ETA, en 1973 fue detenido por las fuerzas represivas del régimen golpista y encarcelado. Pero el 6 de julio de 1974 y con la ayuda de otros militantes de la organización, logró escapar de prisión para continuar con su militancia política.
Sin embargo, su libertad clandestina acabó con su caída el 11 de septiembre del mismo año, en pleno franquismo. Sucedió en el barrio Zorrotza de Bilbao. Acompañado de otro militante (Andoni Campillo), Urzelai acudió a una casa del mencionado barrio. Era consciente de que podía estar “quemada”, pero se arriesgó. La Guardia Civil lo esperaba en el interior de la casa; nada más abrir la puerta fue acribillado a balazos. Su compañero consiguió darse a la fuga. Un año después, en Barcelona, y traicionado por Mikel Lejarza, El Lobo, Andoni Campillo cayó también bajo las balas de la Policía española.
Hasta ahora, desde hace casi dos décadas, en el barrio de Zorrotza existía un monolito como homenaje a Jon Urzelai. A petición de Covite, el Ayuntamiento de Bilbao (PNV) lo ha retirado.
El pasado 28 de septiembre, el parlamento vasco aprobó la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Euskadi. Lo hizo con más ruido que nueces.
¿Esta es la memoria histórica que proponen con su ley?