No debería ser política-ficción que los tres personajes (Felipe de Borbón, Pedro Sánchez y Carlos Manzón) que fueran repudiados en su visita a Valencia, dieran un paso al costado (una manera fina de decir que dimitan).
Por diversas razones conocidas el verbo «dimitir» no entra en la conjugación de sus ilustrísimas, Es posible que hayan descubierto un pegamento, significativamente llamado «Sin clavos» que los ha adherido a la poltrona y no hay quien los mueva.
El caso de Carlos Mazón, que obvio varios avisos de emergencia mientras comía (no vamos a entrar en materia) con una periodista, ajeno al mundo, es significativo de lo que son y para que están. Los votos dicen que los avalan, pero el que los llamen «asesinos» cuando salen a las calles lo han tenido que incorporar con urgencia al sueldo (su conciencia va por otro lado).
El PP evalúa a estas horas los daños y perjuicios de mantener al tal Manzón en el cargo de President de la Generalitat. El miedo de que esté contaminando con rapidez las siglas les da pavor. Intentan convertir la Dana en Nada.