Está claro que tanto en Francia como en el resto del mundo capitalista (incluida España) la Justicia no es igual para todos. Esa estancia tan fugaz entre rejas no se le permite a cualquiera que haya condenado sido condenado al mismo tiempo que al ex presidente.
Nicolas Sarkozy fue condenado a cinco años de cárcel por haber dejado que sus principales colaboradores negociaran con responsables del régimen de Muamar Gadafi para obtener dinero para la campaña de las elecciones presidenciales de 2007, que ganó. Pero resulta que Sarkozy apeló y sólo ha pasado 20 días encarcelado, pues hoy, lunes, sobre las 15.00 horas ha salido de la cárcel de La Santé después de que el Tribunal de Apelación de París le concediera la libertad condicional apenas una hora y veinte minutos antes.
Al expresidente se le ha decretado un “control judicial”, que incluye la prohibición de salir de Francia y contactar con el ministro de Justicia, Gérard Darmanin, que le visitó en la cárcel y del que es además un allegado tras haber compartido partido político la década pasada.
Sus abogados habían presentado la solicitud de puesta en libertad al poco de su entrada en la cárcel —el 21 de octubre— argumentando, entre otros puntos, que su cliente no representaba un peligro a la hora de destruir posibles pruebas, que no iba a dejar el país porque toda su familia reside allí y que la prisión suponía un peligro real para su seguridad.
