Un Borbón por aquí, un grupo de empresas señeras por allá en sus pingües negocios, la familia bien pertrechada, militares y otras fuerzas del orden bien aleccionadas ideológicamente y la continuidad disfrazada de cambio con una palabra mágica: transición.
Hoy 20 de noviembre se cumplen 48 años de la muerte del dictador y cientos de personas siguen buscando en las cunetas los cuerpos de los asesinatos que cometieron en nombre de España y para salvar a la patria del comunismo. Sus herederos directos están en estos días muy envalentonados en las calles, pero también en el parlamento donde su presencia nutre las filas de varias organizaciones.
Deberíamos poder festejar el 20-N pero sus legado está ahí y nos lo impide.