Lo ha anunciado, a pocas semanas de los comicios parlamentarios programados para el 6 de diciembre, mediante un comunicado que dice, entre otras cosas: «El Consejo ha prorrogado hoy el régimen de sanciones (como denominan a las medidas de presión) de la Unión Europea (UE) contra Venezuela por un año, hasta el 14 de noviembre de 2021».
Está claro que con esta mala nueva la Unión Europea, en manos de fascistas, mantiene el apoyo al Gobierno imperialista yanqui en su incesante (e indecente) injerencia en los asuntos internos de Venezuela.
El documento indica que las acciones coercitivas incluyen un embargo de armas y la prohibición de entrada a una treintena de funcionarios del país latinoamericano, miembros o no del partido de Gobierno.
Como recordarán, el seguidismo a Estados Unidos que la UE ejerce le llevó a reconocer al autoproclamado Juan Guaidó. De sobra es conocido que desde entonces ha mantenido e intensificado un régimen de medidas coercitivas unilaterales contra el legítimo Gobierno Bolivariano presidido por Nicolás Maduro.
Por su parte, las autoridades venezolanas no se han cansado de denunciar que estas medidas de presión atentan contra el pueblo, ya que resulta innegable que limita la capacidad de las autoridades de obtener, mediante el comercio internacional justo y ordenado, réditos indispensables para cubrir las necesidades de sus gobernados.
Además, no hace falta ser un experto en derecho internacional para darse cuenta que las medidas coercitivas unilaterales de la UE contra Venezuela infringen dicho derecho, fundamentalmente porque atenta contra principios básicos de las relaciones globales como la no intervención en asuntos internos y el respeto a la libre autodeterminación de los Estados.
Sin embargo, a pesar de esta evidencia, los organismos internacionales son tan escandalosamente parciales (ya se pueden imaginar de parte de quienes están) que parecen no enterarse de nada. Cierran los ojos para no ver lo que hasta las personas ciegas ven.
