El presidente de facto sirio, Ahmed al Sharaa, realiza este miércoles una visita oficial a Moscú, la primera desde el derrocamiento del legítimo presidente sirio legítimo Bachar al Asad, que tenía en Rusia a su principal aliado. Al Sharaa está reunido con el presidente de Rusia, Vladímir Putin. La reunión de ambos, lo había confirmado con anterioridad el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Mediante su rueda de prensa telefónica diaria, Peskov ha expresado: “Es evidente que el tema de las bases se tocará de un modo u otro durante la reunión con el presidente. Sí, es algo que se puede esperar”. El portavoz ha añadido que no está previsto que los mandatarios ofrezcan una rueda de prensa al término de las negociaciones.
Por su parte, la oficial agencia de noticias siria SANA, que dista mucho de ser lo que fue durante los gobiernos de Al Asad, ha informado, citando a la oficina de información de Presidencia siria, que Al Sharaa “realiza hoy una visita oficial a Rusia, en el marco de la reestructuración de las relaciones bilaterales entre ambos países y la negociación de la cooperación política y económica”.
La reunión entre ambos presidentes ya es un hecho. Durante el inicio de esta, cuyas imágenes fueron transmitidas por el canal de televisión rusa, el presidente Putin ha expresado su satisfacción por recibir a la delegación siria en el Kremlin.
“Le doy la bienvenida al presidente Ahmad al-Sharaa. Mantenemos relaciones sólidas con Siria desde hace más de 80 años”, ha dicho Putin.
El mandatario ruso ha destacado que Moscú siempre se ha guiado por los intereses del pueblo sirio en sus relaciones con Damasco.
También ha expresado, como si en las intenciones de Al Sharaa fueran procurar el bienestar del pueblo sirio: “Las relaciones ruso-sirias se basan en la amistad. Los vínculos de Rusia con Siria nunca estuvieron ligados a circunstancias políticas ni a intereses particulares, sino a intereses mutuos y al bienestar del pueblo sirio”
Además, Putin ha calificado las elecciones parlamentarias en el país árabe como un gran éxito. En sus palabras, “esto contribuye a la consolidación de la sociedad. Y a pesar de que Siria atraviesa momentos difíciles, fortalecerá los lazos y la interacción entre todas las fuerzas políticas”. Todo el mundo sabe que las pasadas elecciones parlamentarias fueron una farsa, un intento burdo de lavado de cara. Y Putin lo sabe también.
Tras un el paso de no mucho tiempo tras el derrocamiento de Al Asad, Rusia, que llegó a ser un gran aliado del gobierno presidido por éste, reestableció las relaciones diplomáticas con el Ejecutivo golpista. El comportamiento de Rusia para con Siria resulta, cuando menos, bastante llamativo.