
La luna asoma entre las nubes iluminando la carencia, el lobo aúlla contra el abatimiento, la farola es relegada y el río de alquitrán es reflejo de proclamas; la publicidad ciega los sentidos, el alumbrado de neón deslumbra la noche, los suburbios desatan la bronca contra la imposición de permanecer a oscuras; el diseño en plagio d` Las Vegas, coloniza el mundo, nave espacial cercando al abismo veinticuatro horas en garras de la especulación; dislocada anda la economía, entre las sombras más siniestras, el capitalismo se aferra al engrandecimiento descomponiendo la vida rural; la ley del tirano aprieta y escupe, desgarra la sociedad, oculta carencias bajo los mantos contradictorios que dan vida a la Navidad. La trampa, barreras al mundo, la gran ciudad, el gran patrón, gran capital e imperialismo y la invasión que nos imponen como turismo acorde a la economía imponiendo la inflación. Se amplia el gueto, el desempleo, la mendicidad, el consumo aferrado a la locura invierte la euforia en desequilibrio a contracorriente de la vida ajeno al enjambre, genera la asfixia al polvo que reviente tus venas y cordura cayendo en la sima profunda de la noche. El alumbrado ronda la explosión, al haz de luz extrema, guiada a exacerbar la realidad de espaldas a ella frente al diálogo envenenado, encaprichado, contra la existencia crítica.
Y la memoria se va difuminando…
La memoria se hace histórica cuando se impulsa directa al corazón del enemigo que la sacrifica, descompuesta anda la fortaleza del fascismo custodiado por sanguijuelas en galas de duende pertrechas de chistera por donde asoma desgarrador el tiempo implacable, descomponiendo castillos de arena múltiplo de parlamentos democráticos por donde interfiere el festín de la carcoma, celebra su derrumbe en futuro de los pueblos. Tiempo de fortalecimiento de basarse en las propias fuerzas, conciencia propia y optimismo, desde ahí es que hemos de volver a la verdadera memoria histórica, creando acción colectiva hoy desprovista del medio revolucionario, que nos permita bucear encontrados en ella, con la misma dignidad que la caracterizó. Paso a los que todo lo dieron porque todo lo dieron hasta entregar la vida apostando los que aún subsisten y persisten en la claridad de la lucha, que los buitres de la política en mezcolanza arbitraria registraron como fuera de contexto ‘AGOTADA’. Desde el país que sea, comunidad, tribu o tribuna, une los cristales rotos que como espejo de lucha extraordinario hemos compartido – sin trampas ni atropellos que tanto daño han hecho y desgarro, sin protagonismos personalistas, degradando como clase limando y descomponiendo la auténtica verdad histórica aún oculta –. La dignidad es un arma militante, no la única, pero básica que nos avala tras quedar como ramas sueltas relegadas de esa parte de la historia que prometió hacer justicia, internacionalizando derechos y reivindicaciones, haciendo de nuestra necesidad y capacidad una misma lucha de principios, hoy insertos si unos en la doctrina del entretenimiento como dormidera de súplica, si otrxs en una resistencia rota aferrada al enganche de soldar los hilos del “pasado” entrelazando luchas sin desvarío, educación y formación de clase repeliendo la gota cumplidora como vitamina fertilizante, repitiendo las mismas palabras, en décadas de hastío. Pretenciosos conformistas aferradxs al timón enfrentándonos a los mismos descalabros, que fortalecieron el fascismo donde el capitalismo era pasto de industrias en ruina – que la democracia llevó a subasta como timo – ampliando plantilla a los ricos cada vez más ricos elevando a burguesía la flota parlamentaria democrática en naves de guerra servil. Poco análisis, nada casual, se esconden y refugian bajo los mismos estamentos los mismos partidos del declive de la izquierda, a la reconversión de dictaduras, y en principios del movimiento, hacer prevalecer la falange con su monarquía y ejército pertrechados de castas golpistas represivas, entre espantosos exterminios dentro y fuera de la órbita que los acredita ‘suyos’. Cada vez más ellos, menos nosotros y más indefensos, maniatados por alternativas haciendo de la unión de clase proletaria, algo irreconocible de la revolución del desafío y la constancia – de la conciencia de la construcción en acción de todos los explotados – sumidos en las mismas campañas alejadas de lo más básico fundamental y concreto llevados por un aire veleta que no es viento a favor ni timón en nuestras manos ni hoz de labranza ni raíz ni martillo ni camino.
Ahorita más que nunca han de prevalecer los que luchan los desheredados y huérfanas de todo que son cientos que son miles que son millones que son valientes que dan la vida que son guerrilleros y no asesinos caídos en combate, por los que no pido a ‘Dios les tenga en su gloria’ como en ocasiones se les regala gestos gloriosos aludiendo bendiciones. Cierto que los hay más implicados en el compromiso por el que ellxs lucharon en ocasiones surge quien bien compartió y luchó conocedores de algunos imprescindibles, que su desaparición, nos privó dejando un gran vacío y hasta en ocasiones se paralizaron las luchas emprendidas que hoy conmemoro en memoria de todxs. No olvido ni por días de fin de año ni por entrada de año nuevo de entre las miles de víctimas, los héroes enfrentados a ese otro lado oscuro del corazón del opresor autoritario vándalo e impostor al acecho, los feminicidios victimas en la frontera del gringo ladrón de la mitad de México, que entre ellos y ellas en días y años han ido desapareciendo, no quiero olvidar al maestro rural Lucio Cabañas asesinado ni a los 49 desaparecidos que el gobierno asesinó para no seguir dando que hablar de torturas y detenciones encontró la solución: los desapareció, no existen dicen los desgraciados para que la juventud luchadora no haga temblar al mundo ni tintinear las estrellas y los estudiantes se mantengan sumisos ante el tirano. Por eso es que no rezo, ni ruego, ni creo en la Navidad; brindo por Lucio Cabañas Barrientos maestro rural, por los 49 desparecidos, por los millones de mutilados, desposeídos, encarcelados, pisoteados, escupidos. Mi brindis desvanece una lágrima en puño erguido, la impotencia agarra bronca y se cabrea con los suspiros que creyendo cumplir con el lamento ruegan ‘que Dios Altísimo los tenga en el Paraíso’ – persisten, envisten y flaquean de forma bobalicona haciendo más que llamamientos encerronas: »Mi héroe Bendiciones que Dios lo tenga en Paz de Dios lo bendiga donde esté hombre cómo tú hay pocos» – y también de que – »la muerte debe ser hermosa cuando se da la vida por tu legado» (¿?). Palabras que van insertándose a la memoria histórica, que en ocasiones aluden explosión, deseo o adulación: »Tu legado está vivo más vivo que nunca los principios siguen vivos». Palabras que se dejan caer sin involucrar conciencia ni ciencia revolucionaria reaccionando sin moverse de su pedestal – “que más pareciera una feria de esclavos de la revolución a la venta” – ACLAMANDO: »necesitamos hombres como ellos que dieron la vida por un (…) mejor». Pero ellos no fueron más mujeres ni más hombres sino militantes con más conciencia que allá donde se encontraron se enfrentaron y acorralados pelearon por su vida se encuentran en la cara de todxs los revolucionarios que también lucharon.
Palabras cayendo al vacío aluden ‘que hoy no hay tal valentía’ (lo que hoy no hay es conciencia), me parece bárbaro renunciar a aludir su carencia cayendo en mi como granizo duro de arriba, abajo, clamando: »hoy los estudiantes no tienen esos conocimientos». ¿Respondiendo de la misma manera que el que lanza una piedra y esconde la mano?
PD.
Tras su asesinato, en 1974, Lucio Cabañas y su movimiento, se convierten en guías indiscutibles en un llamado a la revolución. En 2007 el director de cine Gerardo Tort estrena «La guerrilla y la esperanza: Lucio Cabañas»; cuatro años más tarde el 3.7. 2011, Isabel Anaya Nava – compañera/esposa de Lucio – recién llegada de su largo exilio es asesinada a balazos junto con su hermana en el estado de Guerrero, acribilladas desde un vehículo: esta es la forma de borrar la guerra sucia de los años sesenta y setenta del pasado siglo emblemático y revolucionario que tienen los gobiernos malditos, desaparecer testigos directos, que la padecieron.
Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
