Fue el “periodista” argentino Samuel Gelblung alias ‘Chiche’ quien dijo refiriéndose al actor: <<Es un hijo de mil puta, es un judío nazi, es un hijo de mil puta, es un hijo de mil puta… siempre fue un hijo de mil puta, es un sorete, una basura humana y ayer lo demostró más todavía, siempre fue un sorete, es un sorete y va a morir sorete. A una persona de ‘bien’ no puede no molestarle eso, ése no tiene cabeza>>. -¿Toman conciencia del nivel de la saga fascista, su deformación rastrera profesional y política, su mitomanía de maldecir culturas explayando fanatismo a lo verdugo?
Ensayos de amor y lucha
Envío a Norman un bosquejo de primaveras y una hoja de otoño al corazón de Gaza donde filtran las nieves calando profundo raíces y tallos, a ellas ensalzo mi nota contra la marea cobarde mediática entorno a los poderes fácticos. Me sumo al canto valiente que emerge del caudal de base que aletea vida colectiva sobre la representación escénica del lado de vos. Sos maestro, Norman, más allá del reconocido actor sos río, soy consciente, ojos que afloran gestos y declaraciones que emanan antagónicos al arte del grillete infecundo y mordaz. Río caudaloso contra el discurso del arte de la razón, cepos, presas y pantanos cerco al freno del caudal libre que detienen, trasvasan y mutilan al costo del arte sobre la vida que destruyen, agoreros adivinos contra la ficción que enarbola la corriente en sabia de los diezmados, enfrentándonos al arte encantado en salto al vacío y aislamiento de castas, donde el arte por el arte aplaste el canto del oprimido. Ficción destruida, realismo crudo, donde entra en acción el orden de la vieja máquina represiva. Sé lo que quiero, con quien me uno, lucho y creo, y eso me llevó a vos, a compartir más allá de un incalculable intenso trajín de protestas y luchas entorno a la casa de los desagravios rodeada de reivindicaciones –de protestas y centros de tortura clandestinos de la dictadura recuperados por todo Buenos Aires– al encuentro de seres queridos que nada piden y todo entregan, horas de maratones de teatro y trovadores de historia. Arte y Lucha, integran el enlace cotidiano de las convocatorias donde verse reflejada, donde no queda tiempo para evadir responsabilidades e implicarse, amistad e internacionalismo en mueca del arte dramático contra la ‘colonia’. Savia que contagia sumándose al caudal desde los sectores más explotados de la sociedad contra el despido laboral y marginación social. Ahí es que brota tu juventud, Norman, yira y yira… contra la injusticia e impunidad rehabilitando el espacio a la integración, comunicación y participación más allá del nefasto lujo y desapego de una casta artística, alejada de la vida real y las trincheras a la hora de la olla popular, donde gravita el hambre que no es cine ficción sino realismo evidente atando pies y manos la vida, imponiendo mendigar a la desesperada la caridad, aflojando derechos y cuerpos sobre otro mundo posible.
Los genocidas siguen sueltos, el engaño y la complicidad, Gaza se desangra y a los desaparecidos, los desaparecieron, todo está guardado en la memoria (dijo Sosa Heredia) sueño de la vida y de la historia. La memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir libre como el viento. Permanencia diaria donde desarrollar la emoción de los sentidos, ruedas en Plaza de Mayo, encuentros y despedidas de madres y abuelas levantando alta la bandera: los desaparecidos son nuestros. Norman Briski no se acomoda al sillón de las entretelas… desafía la marginación que azota las calles al abuso y utilidad de los fondos de estado al baluarte más detestable que engorda la vieja máquina del Estado a fomentar desgarros sociales y favorecer genocidios que imponen como ‘colonia’. Y es por ello que brilló por encima de un Martín Fierro de Cine lo más profundo de su sentimiento e indignación: <<La ficción es una radiografía de la realidad. Nos están afanando la ficción… está en ‘La Rosada’ la ficción>>. La empatía cotidiana que le caracteriza consagra reconocimiento, hizo critica a la narrativa oficial instruida en el utilitarismo mediático del discurso presto a distorsionar las evidencias cotidianas. Muestra agresiva, de la vieja máquina del Estado, su látigo tiránico puso en marcha los rotativos aliados circulando por redes y despacho, diana de represión hoy cebada contra el consagrado actor cuyas palabras removieron las aguas entre lluvia de aplausos y disonancia atravesando fronteras. Acusa al actor la DAIA argentina de <<Utilizar el escenario de los premios Martín Fierro para expresar su apoyo al terrorismo>>. O sea, lo acusa de oportunista, además de insensible, mira que oponerse públicamente en contra y no a favor del sionazismo… claro que le salió el tiro por la culata a la DAIA -cuya entidad contó con más repudios que adherencias -y el vídeo del actor (que tuvo su gran momento al ser reconocido por La tregua (1974) película argentina nominada al Oscar en 1975 basada en la novela del uruguayo Mario Benedetti y dirigida por Sergio Renán) voló y voló de unos países a otros hasta llegar a la actriz Carice van Hauten -que les hizo rebotar más si cabe de indignación contra el actor- al compartir el vídeo en su cuenta escribe: ‘Esto me hizo llorar’, sumando un corazón rojo y el nombre del actor argentino Norman Briski quien recibía reconocimiento por toda su trayectoria artística.
Es cuando en su discurso breve, profundo y conmovedor como un oasis, expresa de viva voz su solidaridad con la causa Palestina sorteando palabras que irradian una tras otra sobre un teatro fraccionado en las dos muecas en máscara del actor y entre una y otra allende de los mares su identidad su cultura su impresión y como si las palabras del actor estrella hablaran otro idioma se desorbitaron algunos ojos extrañados, a otros se les abría una boca flácida bobalicona sin encontrar sus muecas el pozo del rigor, ni siquiera encontrarle el sentido, al sentido de la razón que sale de dentro hacia fuera, ni por las colas del hambre, ni por las alamedas de la crítica e insumisión a la vieja máquina oxidada y perforada de ambición imponiendo ‘colonia’ al regocijo genocida sobre Gaza. Norman Briski: <<La IA dice que hable sobre los entornos, sobre lo que está pasando en el mundo, uh, GAZA, GAZA, GAZA… jamás será vencido Gaza, no me importa que me aplaudan mucho o poco, pero siento aquí en mi sangre, en mis ancestros, la defensa de un pueblo que está siendo asesinado>>. Una gran parte del auditorio de artistas y directores cinematográficos estalla y se adhiere. Vuela su discurso integrándose una parte del pueblo consciente del sentido de la palabra, desaparecidos, genocidio, centros clandestinos de tortura, defenestración, balacera. La vieja máquina del Estado pone en macha el odio mediático al abuso de poder en nombre propio -Milei, DAIA, y periodismo en campaña de linchamiento al intento de acorralar al actor, entre alambreras de espino- bestia fascista al insulto del vocerío mediático institucionalista y prosionista involucrados en el YO ACUSO de “antisemita”. Odio al eco del fascismo “justicialista” acusando al actor de “apología del crimen” e “incitación a la violencia colectiva”, al ladrido Doberman de la SS -en sonido disonante de protesta- contra el horror genocida acosando Gaza y Líbano a la caza de todo Oriente Medio.
No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando;
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros,
y ninguno en un apuro
me ha visto andar tutubiando
Una simbología en mueca del cine y del propio Martín Fierro, y un acorazado Potemkin más realista, que ficción donde hallar en la Casa Rosada al goteo de la palabra presto a asumir el papel de presidente ‘a la elite de artista’ que creyéndose Calígula, brinda en género de comedia su egocentrismo bufón, al corte de la motosierra. Y la lluvia de palabras como antídoto brotando del pecho de Norman, ensancha y siembra, canto emotivo, ramo de sentimientos conmovibles, sensibilidad al encantamiento de la palabra como del poeta Miguel Hernández »Llego con tres heridas» (CON TRES HERIDAS YO): La de la vida. La de la muerte. La del amor… Unido a los que caminan hacia el laburo y colas del hambre ensanchando avenidas y veredas hacia las mil y más manifestaciones de protesta contra el titánico Presidente.
Un Martín Fierro de Cine en medio de una tormenta en noche de celebración y reconocimiento a las producciones audiovisuales que pasará a la historia enmarcada en ella como un espejo solidario con Gaza y la causa Palestina. Adentrémonos a los premios Martí Fierro de Cine y, Epopeya, en nombre de Norman Briski al brinco que hizo, su entrada jovial el actor, impregnado de historia y sentimiento avivando el significado de la palabra ‘Gaza’ sobre un escenario donde lo político es un falso manantial mediático donde ubicar al criminal Netanyahu, explicó el actor que al consultarle a “la Inteligencia Artificial” qué podía decir en su discurso, ésta le dijo, »que hable sobre los entornos lo que está pasando en el mundo», respondiendo el actor a la IA: <<Uhhhh… Gaza… Gaza…Gaza… Gaza jamás será vencido>>.
NOTA
PONGO DEL LADO DE TU DISCURSO (MI RECHAZO ANTAGÓNICO) A LA CAMPAÑA DEL ODIO. A todo el que niega evidencias involucrando distorsionar e introducir cuñas, a favor de la distorsión, donde la mentira artificiosa desarrolla carrera política profesional, aprendiendo a no informar y tergiversar verdades como puños. A quienes en orden de la armonía endulzan el engaño en lo político la injusticia y en el látigo la economía que oprime y ciñe por cintura y hasta por la yugular donde la saliva se frena y los ojos brotan la agresión. La Ley Mordaza toma actualidad legalizando la ofensa. Impone doblar rodilla ‘a la paz del hambre’ sistema que domina al engorde de centuriones a avivar armas represivas físicas y verbales: hay de aquél que pille pretendiendo implicarse en la cienciaficción, como mercenario de la calcomanía del capital y sus doblones, ni el premio Martín Fierro de Cine les salvará.
PD.
Querido Norman, me encantó tu desafío, tu hermosa e inquieta cabriola, y… ¡No son los años!!! (como soléis decir vos). No, no son los años, los que definen tu vida, sino la antorcha del discurso antisionista que marcará la dignidad de un actor: <<Saludo a los héroes del cine, de nuestro cine, porque siempre se piensa que somos una industria, siempre se dice que somos una industria ¡No somos una industria!!! Las inversiones vendrán de la rebeldía o seremos nada. A filmar, a filmar, a filmar hasta enterrarnos en el mar>>.
Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)