La Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) ha celebrado en Tianjin un nuevo encuentro que ha sido presentada por sus líderes como otra muestra de que el bloque avanza hacia un orden internacional más equilibrado y menos dependiente de Occidente. Durante el encuentro, el presidente chino, Xi Jinping, defendió su Iniciativa de Gobernanza Global, que plantea abandonar la “ley de la selva” en las relaciones internacionales y sustituirla por un sistema basado en la igualdad soberana, el respeto a la diversidad de modelos de desarrollo y una seguridad compartida. La propuesta recibió un fuerte respaldo de Rusia, cuyo presidente, Vladímir Putin, subrayó que la OCS se ha convertido en una de las plataformas más influyentes para garantizar la estabilidad y el desarrollo en Eurasia.
La cumbre reunió a China, Rusia, India, Pakistán, Irán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Bielorrusia —incorporada como miembro de pleno derecho en esta edición—, países que en conjunto representan cerca del 40 % de la población mundial y alrededor del 30 % del PIB global. Más allá de la foto de familia, el encuentro reflejó la voluntad de sus integrantes de fortalecer los lazos económicos, energéticos y tecnológicos, así como de coordinarse en materia de seguridad frente a amenazas comunes como el terrorismo o el extremismo.
Uno de los aspectos más llamativos de la cumbre fue la posición de la India, que pese a sus tradicionales vínculos con Estados Unidos y su participación en el grupo Quad, se alineó con el espíritu del foro al reafirmar la importancia de la cooperación en el marco euroasiático. Este gesto ha sido interpretado por analistas como un alejamiento progresivo de Washington, al menos en ciertos terrenos estratégicos, en favor de una mayor autonomía y diversificación de alianzas. Tanto Nueva Delhi como otros países miembros señalaron que el futuro de la gobernanza global pasa por foros inclusivos y no dominados por una sola potencia. En un contexto de rivalidad geopolítica cada vez más marcada, la OCS refuerza así su imagen como un espacio decisivo para redefinir las reglas del juego internacional basándolas en el respeto mutuo, la cooperación y la multipolaridad.