No hay medio de derechas (en todos sus pelajes) que no esté volcado en la defensa del gobierno de Ucrania y sus zelenskis. Lógico, al fin y al cabo lo pusieron ellos y saben cómo defender sus intereses.
Para ello no evitan inventarse noticias que luego la realidad desmiente y que son escritas desde Polonia, Turquía o «zonas liberadas» por el armamento otanico. A los nazis de Azov y similares, los llaman patriotas ultranacionalistas que de forma aguerrida defienden los intereses (occidentales). Cuesta trabajo encontrar una operación de blanqueo al fascismo tan evidente como el que están perpetrando desde sus muchos medios. Medios y pseudo filôsofos (que sin éxito aspiraron a ser senadores) y que han hecho del ninismo (ni OTAN ni rusos, viva yo) su ideología básica, y que se unieron desde el comienzo al coro de Falsimedia y, al igual que en Libia, se posicionan con el imperio. Faltaría más. Estos personajes dicen diferir de la derecha en que ellos también critican a la OTAN (pero poquito) con un «No a la guerra» que en este contexto ucraniano parece un eslogan hecho por la Cruz Roja. Obvio que salvo al fascismo nadie quiere la guerra pero el derecho a defenderse de la OTAN y el imperialismo, de los nazis y sus bufones es incuestionable.
Mientras, aplauden censurar a RT, Sputnik, Tass… y redes sociales donde se pueda contrastar la información, y de paso, a todo lo ruso, incluidos deportistas, artistas y científicos. Su democracia es lo que parece, una cloaca.