El espectáculo que desde hace unas semanas viene dando, lo que se autodefine como «a la izquierda del PSOE», supera cualquier guion que termina, inexorablemente, en derribo y final. Tras semanas negociando en Andalucía puestos y dineros (las dos únicas variables que les preocupa), para ir coaligados, tras pelear si el líder sería un Guardia civil o una parlamentaria de IU, tras salirse por la tangente la propia ministra de Trabajo ante el panorama y para no quemarse en SU proyecto para todo el país, deciden entrar en una polémica sobre quién es el culpable de no entregar a tiempo en la Junta Electoral el papeleo. Un bochorno.
Desde comienzos de la llamada Transición, el PSOE necesitó a su costado alguna organización que canalizara votos y descontentos por la izquierda, para entregar al hermano mayor el botín en forma de votos. El eurocomunismo de Carrillo con la socialdemocratización que padecía el PCE, le vino que ni pintado para ir ganando gobiernos (en principio locales, esto es, UCD 12 ediles pero PSOE y PCE juntos 14).
Hoy, con IU y Podemos seguimos en el mismo escenario, sumar todo lo que se pueda para que el Sánchez de turno lo disfrute para mejor humor de los tenedores de poder. A partir de ahí, y si entramos en los programas de cada uno de los protagonistas no veremos diferencias apreciables, se trata de reformar el sistema para hacerlo mejor (¿Recuerdan aquello del capitalismo con rostro humano?). ¿Entonces, a qué tanta pelea si en lo ideológico están tan pero tan de acuerdo? Sillones, micrófonos, egos, presencia…, y como decíamos más arriba, dinero para mantener la logística (que es mucha y de favores debidos).
El 14 de junio pedirán el voto en Andalucía, para que los votantes vayan con su papeleta electoral a resolverles la suya.
(Ilustración Jackson Pollack)