Quienes dirigen los partidos que se alternan en el gobierno español (PSOE y PP, el primero en los últimos tiempos con algún socio político) son responsables de que la privatización de la sanidad haya llegado actualmente a elevadas cotas. Los dos partidos lo han permitido y facilitado. Resulta, pues, hipócrita cómo, según les convengan, opinen al respecto de una u otra manera.
Ahora, por ejemplo, Alberto Núñez Feijóo (PP) ha cargado contra el CEO de la empresa Ribera Salud, que, según se pudo saber, ordenó a los directivos del hospital público de Torrejón de Ardoz (Madrid) subir las listas de espera a costa de realizar menos intervenciones y rechazar pacientes o procesos no rentables para aumentar el beneficio económico.
Y el mismo Feijóo, que privatiza todo lo que toca, incluido la sanidad (y la sanidad privada sabemos que existe para ganar dinero, antes que nada), ha expresado durante un acto en Don Benito (Badajoz): “Me alegro de que haya sido cesado”. Y ha añadido: “Ese tipo de manifestaciones y de conductas son contrarias a los principios básicos que debe regir a la sanidad de nuestro país”.
El cinismo de los dirigentes del PP y del PSOE es enorme. Cabe subrayar que la gestión privada de la sanidad (ya hemos señalado que esta existe con ánimo de lucro) está amparada por la ley 15/97 aprobada en el Congreso con los votos del PP, PSOE, PNV, CIU y CC. Añadiremos que, además, mediante un comunicado de prensa, fue avalada por CCOO.
Y de esos polvos estos lodos. Ahí lo dejamos.
