EDITORIAL. La cita antifascista es en Vallekas por mucho que sufran los de calculadora en mano

Algunas voces de esa izquierda reformista que existe con la calculadora en la mano para traducir  cada declaración, propuesta o acción en números constante de ediles y diputados, está pidiendo desesperadamente que no se asista al boicot de Vox en la Plaza Roja de Vallekas. Temen que la extrema derecha rentabilice en las urnas -como en Catalunya- su enfrentamiento con el antifascismo en las calles, que sea su forma para que se hable de ellos y salir en los Telediarios, encima vendiendo que sufren ataques a su «libertad de expresión». Y eso, convertido en escaños y bloques y porcentajes y tantos por cientos, provoque que junto al PP de Ayuso puedan gobernar (con lo bien que viviríamos si gobernase PSOE/Más Madrid y UP !!!).

Esta lectura mercantilista, institucionalista, de no despertar al monstruo e intentar gobernar mientras duerme, es muy cortita de miras. Es la típica concepción socialdemócrata de que todo se arregla en las instituciones y que hay que llegar a ellas y ser más que los otros para ser felices. No se han querido enterar de que estamos ante el fascismo, y la necesidad rigurosa de combatirlo en las calles, de hacer posible que el miedo cambie de bando. Y eso es más importante que la suma de escaños, porque cuando el fascio crece en las calles, lo demás importa poco.

Esta noche los seguidores de Vox que llegarán a Vallekas desde las zonas burguesas de la ciudad, pertrechados de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, no serán bienvenidos en este emblemático barrio obrero de Madrid. Emblemático porque cuando hubo que dar la cara no cerró las persianas para «hacerle un vacío» poético al fascismo. Lo mejor del barrio sabe que la lucha está en la calle y no en las instituciones, por mucho que le pese a los de calculadora en mano.