Por segundo año consecutivo GKS convoca en las calles de Bilbo e Iruñea a miles de jóvenes convencidos de la necesidad de una militancia comunista activa contra la ofensiva de clase de los banqueros, grandes empresarios y sus políticos profesionales y estadistas.
Algunos apuntes:
Milaka gazte kalera atera gara Bilbon eta Iruñean egin ditugun manifestazioetan.
Burgesiaren ofentsiba salatzearekin batera, horri aurre egiteko Estatu Sozialistaren beharra aldarrikatu dugu.
Norabide horretan, borrokatzen jarraituko dugu. #GazteLangileokBorrokara pic.twitter.com/Z4f0l5DTC5
— Gazte Koordinadora Sozialista (@GKSozialista) January 28, 2023
Algunos quisieron ver en las manifestaciones de GKS del año pasado un boom coyuntural a causa de la excepcionalidad de la pandemia. Este año se demuestra la consolidación de una tendencia comunista de masas entre la juventud trabajadora vasca. Sólo un necio podría limitar sus observaciones a despreciar el fenómeno o su poder de convocatoria.
La cifra en este caso sí que importa, entre 4500 y 5000 manifestantes en Bilbo, y entre 2000 y 2500 en Iruñea, con poco margen de error teniendo en cuenta la gente movilizada en autobuses.
Las cifras que sacan Elcorreo o Naiz son las que les ha proporcionado la policía. Cerca de 4500 asistentes según esa fuente.
La cuestión es que (sean 5000, 7000 o 10000 los manifestantes) la asistencia debe valorarse teniendo en cuenta las dos siguientes cuestiones:
En primer lugar, que es absurdo considerar el número en base comparativa a la izquierda abertzale, ya que ésta última representa un movimiento político intergeneracional, ya maduro y que hace tiempo que alcanzó su poder de convocatoria pleno (entrado hoy claramente en declive).
El Movimiento Socialista (MS) con línea comunista por el contrario es una tendencia política novedosa que está apenas empezado a despegar y ampliar sus bases, con gran potencial para dar respuesta mediante la lucha a multitud de cuestiones para las que ningún partido institucional, incluida la izquierda abertzale institucional actual, tiene solución en su marco programático.
En segundo lugar, la comparativa sería más certera si tenemos en cuenta que las de ayer, además de ser movilizaciones de un movimiento ‘joven’, son movilizaciones ‘juveniles’, convocadas por una organización juvenil (GKS), y que la inmensa mayoría de los asistentes eran jóvenes de entre 18 y 25 años. A lo que hay que añadir que la línea política del MS ya ha demostrado hace pocos meses con Ikasle Abertzaleak que entre los jóvenes de entre 15 y 18 años tiene también una amplia y creciente capacidad de movilización, franja de edad que ayer no acudió a la manifestación. Lo importante aquí es darse cuenta de que el comunismo es la tendencia política ampliamente mayoritaria entre la juventud trabajadora vasca politizada, y que las bases sociológicas e ideológicas que hacían de la socialdemocracia abertzale la tendencia mayoritaria entre la clase trabajadora empiezan a minarse generacionalmente a los ojos de todos. No sólo tendencia política, sino que además el comunismo empieza a marcar una clara tendencia cultural novedosa en la juventud proletaria vasca no politizada, con expresiones de todo tipo, y con gran potencial para conectar con toda la problemática social, política y existencial de las nuevas generaciones.
Muchos no quieren darse cuenta de estas obviedades, de que visto bajo el rótulo de ‘movilización juvenil’ las de ayer están a la par de la mayor capacidad de convocatoria juvenil que haya podido tener la izquierda abertzale en sus mejores tiempos, y prefieren ahogar la cifra en su capacidad de sacar a pasear a miles de cuarentones, cincuentonas y jubilados. Muy bien por ellos, pero su tendencia ya no es una tendencia de militancia potencial, y en poco tiempo sólo será una tendencia electoral. Sic transit gloria mundi.
Que nadie piense que estas son observaciones autocomplacientes, pues la mayor parte del éxito del MS entre la juventud se debe a que el comunismo es una tendencia cultural objetiva enraizada en el desgarro social provocado por la gran crisis de acumulación capitalista actual y la proletarización objetiva e imparable en masa de las nuevas generaciones, para la cual el programa político sindicalista y el parlamentarismo burgués de la socialdemocracia, por muchas marcas que saque en cada uno de los territorios de Europa, resulta totalmente estéril.
Insisto en que se deben entender las causas de que el comunismo aparezca hoy no sólo como línea política sino como tendencia cultural en la juventud trabajadora vasca porque esto potencialmente se reproducirá progresivamente en otros territorios bajo las mismas condiciones.
Este catalizador es de vital importancia para hacer volar por los aires el bloqueo político del estado de partidos institucionales de reforma sobre el cual se está destrozando a las clases trabajadoras occidentales en materia de condiciones de vida y derechos políticos.
Aun queda muchísimo por hacer para que esta nueva tendencia cultural comunista, aún minoritaria, desplace a la cultura apolítica y desmoralizada de la juventud proletaria en Euskal Herria y en toda Europa, aun queda mucho para mirar frente a frente al enemigo de clase.
Pero sólo un necio despreciaría a miles de jóvenes convencidos de sus ideas, de su voluntad política, de la disciplina de sus compañeros y de la necesidad de conseguir mediante el compromiso y la lucha sus objetivos estratégicos como nueva generación de lucha de clases.
El despliegue de agitación y movilización de este último mes por toda Euskal Herria es un claro ejemplo de la potencia organizativa de GKS, que va mucho más allá de un simple paseo de domingueros detrás de una pancarta, por muchos que fueran (siempre y cuando no llueva ese día).
Seguir trabajando. Seguir mejorando la calidad militante, seguir estudiando la estrategia socialista, seguir mejorando todos los ámbitos de aplicación del trabajo militante, y seguir expandiendo la nueva línea comunista dentro y fuera de Euskal Herria, ese es nuestro compromiso.
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