Las últimas semanas vienen marcadas por un descenso enorme de las movilizaciones en la ciudad china de Hong Kong. Los manifestantes siguen, eso sí, ondeando la bandera de EE.UU y gritando consignas a favor de su presidente Donald Trump, al que ven como un adalid de la libertad y los Derechos Humanos. Algunos de los líderes de las primeras protestas han emprendido camino de países de la U.E o los propios EE.UU y muchos jóvenes de la clase madia que acudía a las calles ve solo en la presión internacional a China como la forma de conseguir sus objetivos: el mantenimiento de una isla capitalista en el conjunto de China.