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«Ganar las elecciones en América Latina no es ganar el Poder…» Rafael Correa . Añadiríamos, aquí tampoco. Video-entrevista.

Rafael Correa: los gobiernos no gobiernan. Lo hace el poder económico, el ejército, la judicatura, los medios de comunicación...

18 enero 2022
in INTERNACIONAL
«Ganar las elecciones en América Latina no es ganar el Poder…» Rafael Correa . Añadiríamos, aquí tampoco. Video-entrevista.
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Según hizo constar en la entrevista que pueden escuchar y ver debajo de estas lineas, el ex presidente de Ecuador, nuestras democracias son democracias mediatizadas. No importa lo que se dijo en campaña y qué fue votado por el pueblo… Los poderes económicos y un poder militar gravitante siempre salen en defensa de los poderes económicos… Han reemplazado al Estado de derecho.

El expresidente ecuatoriano Rafael Correa, doctorado en Economía por la Universidad de Illinois, que asumió la presidencia de su país después de resultar vencedor en una contienda electoral  que  libró contra el empresario Álvaro Noboa en el año 2007, ha reconocido  explícitamente, en una recientes declaraciones muy poco difundidas por cierto, que «ganar elecciones en América Latina no es ganar el poder».

Correa, que es un político proveniente de los movimientos cristianos ecuatorianos, fue presidente del gobierno de su país durante el llamado «ciclo de los gobiernos progresistas» latinoamericanos y pretendió  poner en marcha en Ecuador una tímida política de reformas, que  terminó quedándose, a la postre, en casi nada.

Su sucesor, Lenin Moreno, al que él mismo había designado para ocupar ese cargo, no sólo concluyó su mandato plegándose de lleno a los intereses de las grandes compañías estadounidenses  y de la misma Banca ecuatoriana, sino que además reprimió duramente la protesta de los movimientos sociales ecuatorianos que se oponían a su política económica. Moreno  se alineó, igualmente, con la política exterior dictada por la Casa Blanca durante la época  del inefable presidente Donald Trump. A sus órdenes se debe la pérdida del estatuto de refugiado de Julian Assange en la embajada de Ecuador en Londres, así como su entrega a los tribunales británicos para que lo pudieran extraditar a los Estados Unidos. Cuestión ésta que sigue estando peligrosamente pendiente.

En una reciente entrevista concedida al sociólogo y periodista argentino Pedro Brieger, Rafael Correa, al realizar un balance de cuál había sido su gestión gubernamental en Ecuador, llegó reconocer que

«Ganar las elecciones en América Latina no es ganar el Poder, porque se tiene un poder muy limitado. Es más, existe una institucionalidad para que se siga haciendo lo mismo, lo mismo de lo peor. Por ejemplo, mantener la autonomía del Banco Central. ¿Qué explicación tiene eso? No existe evidencia de que un Banco Central autónomo provea más crecimiento, menos inflación ni nada por el estilo».

A diferencia de otros personajes que hemos conocido en los últimos años, como Alexis Tsipras, en Grecia, o Pablo Iglesias, en España, Correa en el arqueo sobre  su trayectoria gubernamental reconoce que el poder que realmente gobierna  y al que él se refiere es aquel que es:

    «independiente del control democrático y absolutamente dependiente de Washington, del Fondo Monetario, del Banco Mundial, para que luego los mismos funcionarios vayan a trabajar allí después de pasar por nuestros bancos centrales, para seguir haciendo lo mismo de siempre, lo mismo de lo peor.   Ganar elecciones en América Latina no es ganar el poder. Hay una institucionalidad que te limita grandemente para que se haga lo mismo de siempre. Hay que ser muy creativo para escapar de eso». 

Correa, enredado en  la paradoja de su  propio recorrido político, se ve obligado a aceptar  en la entrevista con Brieger que:

    «Además, hay poderes fácticos como el poder mediático. Nuestras democracias son democracias mediatizadas, entonces no importa lo que se dijo en campaña y qué fue votado por el pueblo, sino qué es lo que aprueban o desaprueban los grandes medios de comunicación. Han reemplazado al Estado de derecho. Ya no legisla la Asamblea, ya no administra el Ejecutivo, ya no juzgan los tribunales, sino que la decisión la toman los medios de comunicación. El problema es extremadamente grave.

    … Están los poderes económicos y también un poder militar gravitante. Siempre salen en defensa de los poderes económicos porque existe una unión incestuosa entre poder económico y poder militar.  Pero, además, si quieres salir adelante tendrás que limitar ciertos privilegios, los abusos de la fuerza pública que tienen su propio sistema de seguridad social, su propio sistema educativo, su propio sistema universitario, su propio sistema industrial. Eso no es compatible con una verdadera democracia. Son poderes inmensos que desestabilizan un gobierno.  

Al comentar su entrevistador  que lo que  Rafael Correa le estaba planteando era nada menos que un auténtico «callejón sin salida», el político reformista ecuatoriano reconoció también que:

«Es muy difícil de dar lucha política. Cambiar es la clave del desarrollo, la clave de la justicia social en nuestro continente. Cambiar la relación de poder. En eso te juegas la vida. ¡Es durísimo! ¿Por qué cree que hay persecución contra todos nosotros? Porque realmente fuimos un peligro para el status quo, un peligro para el sistema, por eso tienen que aniquilarnos. Logramos modificar algo, no totalmente, hay retrocesos; pero algo queda.

Después de leer  las declaraciones, el lector  quedará, sin duda,  perplejo ante el galimatías en el que parece haber quedado  atrapado el político ecuatoriano… ¿Es sólo el «poder» en Latinoamérica el que tiene establecidas sólidas conexiones con el Ejército, los Medios de Comunicación, la Judicatura, o las instituciones en su conjunto?  O es un fenómeno  naturalmente implícito a toda la sociedad capitalista?  Y, por otra parte, ¿ese resistente engranaje  constituido por el aparato del Estado, que es capaz de ensamblar para proteger idénticos intereses a la Judicatura, el Ejército, a los Medios de comunicación, al Poder económico e instituciones, es sólo una peculiaridad sui generis de los sistemas políticos latinoamericanos?

El ancho «Mediterráneo» que parece haber descubierto con considerable retraso Rafael Correa, ya fue descrito hace casi dos siglos por don Carlos Marx en el Londres industrial del siglo XIX,  que tan magistralmente recreara el escritor Charles Dickens en sus novelas  y, también, hace 99 años por un ruso realmente genial, Vladimir Ilich Lenin.

Hombres y mujeres  pertenecientes a las generaciones que les sucedieron, tanto en América Latina como en el resto del planeta, han reiterado hasta desgañitase que el sistema capitalista no era  reformable a través de las vías híbridas e ilusorias  que en su día defendiera este político ecuatoriano. Y parece justo constatar que para llegar a esa conclusión empírica no requirieron pasar previamente por las Universidades de Illinois o de Harvard, independientemente de la buena voluntad o la honestidad que guiara los propósitos de  Rafael Correa.

Articulo de Máximo Relti en Canarias Semanal

Tras la distinción como Doctor Honoris Causa, Rafael Correa (Presidente de Ecuador, período 2007-2017) brindó un acto público ante miles de personas en la explanada de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario. Además cantó algunas canciones junto al grupo rosarino Los Bardos. Entre ellas: «Hasta siempre, Comandante», dedicada al Che Guevara. El video incluye el discurso completo de Correa y el discurso del Lic. Franco Bartolacci, Decano de la Facultad. Registro multicámaras. Una producción de la Dirección de Comunicación Multimedial junto a El Estudio | Centro de Producción Audiovisual de la FCP&RR.II.

 

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