La entrada de Ábalos y Koldo esta semana en prisión ha sido la noticia política de la semana en España.
Aquí no se va a venir a comparar la corrupción en los distintos partidos, la gravedad de la misma o las diferencias entre las tramas de unos y otros. Aquí se quiere exponer, la pregunta que señala al problema: ¿Es la corrupción un síntoma del capitalismo o es una característica inherente al mismo? Dicho de otra manera: ¿Es la corrupción algo que el sistema capitalista no puede remediar en sus políticos, como lo es por ejemplo la tendencia a la acumulación del capital en la alta burguesía, o es algo así como la manera que tiene el sistema de manifestarse enfermo para que parezca que “nuevos aires” políticos pueden curarlo y “autosanearse”?
Lo que está claro es que en el sistema capitalista la corrupción siempre se da, como se da la acumulación de capital, la tendencia al monopolio, la explotación de una clase sobre la otra o el imperialismo de los países con economías más fuertes sobre los que parecieran más débiles. Pareciera así que es una característica inherente pero, ¿quizás el capitalismo también podría desarrollarse con políticos que, con claros intereses burgueses, no fueran corruptos, al menos en lo que al plano económico se refiere? Esto lo trataremos más adelante.
Se podría decir entonces que es un síntoma, como una especie de fiebre que invade al sistema y que cuando interese a los grandes oligarcas harán elevar las temperaturas para que se dé un cambio de gobierno que haga ver que los que entran llevan consigo aire nuevo que oxigena el sistema. Pero aquí aparece la obviedad de que los que entran a gobernar ya fueron corruptos antes y la gente no lo olvida, por lo que no tiene tanto sentido plantearlo en términos de síntoma del propio sistema.
Ante la duda que pueda generar, habría que leer mucho más a fondo a los grandes del movimiento comunista universal y estudiar la historia para extraer lecciones.
Lo que parece claro es que se puede afirmar, sin lugar a dudas, que la corrupción existe allí donde se da el capitalismo y que su gravedad es proporcional al grado de desarrollo del mismo capitalismo. Así como también se puede afirmar, que los intereses de enriquecimiento de la oligarquía financiera siempre van a tender a corromper la economía real y productiva del país y a su vez a las personas que están en puestos de poder y mando y por lo tanto a generar corrupción. En tanto en cuanto exista la explotación de una clase sobre la otra, exista el capitalismo y los intereses de la oligarquía se dirijan a enriquecerse por encima de todo y todos, la corrupción es segura. Quizás la corrupción no sea como tal, en términos puristas, inherente al sistema, pero sí viene provocada por una clase social que sí lo es.
