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FERNANDO BUEN ABAD. Geo-Semiótica de los Derechos Humanos

6 abril 2021
in ARTÍCULOS
FERNANDO BUEN ABAD. Carta de la Verdad. Disputas semióticas en los territorios de la Realidad
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No es lo mismo el “Derecho” en pueblos que jamás han vivido la Justicia Social. En cada territorio, son las condiciones objetivas las que determinan la consciencia y la práctica sobre los “Derechos Humanos”, por más organizaciones especializadas que  militen. Ahí donde reina el analfabetismo, el hambre, el desempleo y la insalubridad ¿qué significa la “Carta de los Derechos Humanos”? Poco o nada. La defensa de los derechos conquistados por la humanidad no puede reducirse a una recitación demagógica para decorar el palabrerío reformista o la filantropía de mercado, que abundan. https://www.un.org/es/about-us/universal-declaration-of-human-rights

No hay defensa de la humanidad que valga si sólo es ilusionismo -sin territorio- de “buenos propósitos”. Los territorios no son sólo geografía, son historia y “sentido”, sabores y olores… generados por la lucha de clases que habita en todas las relaciones sociales y todas las escalas emocionales y simbólicas. Los “Derechos Humanos” no pueden invocarse aislados del territorio ni de las tensiones semánticas de los “terruños”. Donde todo es corrupción, humillaciones y desprecio contra los pueblos, el discurso de los “Derechos Humanos” simplemente es palabrerío de salón o engañifa de burócratas. A pesar del significado y valor histórico de la carta de los “Derechos Humanos” como herramienta opositora al proyecto nazi-fascista que merodeaba en tiempos de su nacimiento el 10 de diciembre de 1948.

Ahí donde los pueblos originarios son golpeados por todas las aberraciones y privaciones impuestas por las burguesías nacionales; ahí donde el acoso policial, militar e ideológico se encarniza contra los indígenas y campesinos para usurparles la tierra, la identidad y la dignidad… los derechos humanos sólo significan, paradójicamente, palabrerío enemigo y e ideología burguesa. El territorio pesa sobre el significado. Ahí donde los obreros son víctimas de la triple extorsión patronal, fiscal y sindical, donde el salario pesa como un féretro alienante, donde se va la vida y se consume el tiempo, a cambio de sueldos míseros e inflaciones obscenas, hablar de “Derechos Humanos” es simplemente grotesco si no ofrece instrumentos reales de transformación concreta en lugar de idilios escapistas. Es la realidad la que determina a la consciencia sobre los derechos humanos. Semántica en crisis.

Así que no sucumbamos a las tentaciones idealistas de una “Declaración de los Derechos Humanos” que no tenga “los pies sobre la tierra” y la semántica de la realidad. Porque de la ridiculez no hay retorno. De nada sirve construir adoratorios ni sermones para cierto fanatismo “snob” sobre de los derechos que nada significan o que, en todo caso, significan el pensamiento que no es propio o que es ideología enemiga para derrotarnos las esperanzas, las luchas y los programas de transformación revolucionaria.

Y es imprescindible que toda la “Declaración de los Derechos Humanos” sea revisada con la óptica y el escrutinio que interpela el carácter individualista de los “Derechos”, contrastandolo con su carácter social ineludible y por definición políticos. Es un debate obligatorio, es una asignatura pendiente e histórica, que va recorriendo las décadas en búsqueda de una consonancia semiótica territorial, es decir geo-semiótica, en la que se haga visible el poder crítico de los “Derechos Humanos” en los territorios y se haga visible, también, la necesidad de una carta humanista revolucionaria capaz de revolucionar al humanismo. En estas condiciones ya es imprescindible que todo análisis recorra, con detalle, el universo de las cajas de resonancia semántica que tiene todo postulado cuya pretensión ascienda a la generalidad de los seres humanos, a la generalidad de sus problemas históricos y a la urgencia de la praxis transformadora.

Geo-semiótica significa aquí el esfuerzo teórico-práctico por caracterizar la red compleja, diversa y dinámica de la dialéctica del sentido, las leyes generales de su desarrollo, en cada territorio. La red compleja, y no pocas veces interconectada, de los significados con que se organiza la conducta de clase cotidiana de los pueblos, sus basamentos filosóficos y sus expresiones morales y éticas. Con el supuesto de que toda acción está precedida de un conjunto de nociones sobre la realidad, y sobre lo que se pretende en el futuro esta idea, la geo-semiótica se enraíza en la necesidad de caracterizar, también, localmente los modos de producción de sentido y las relaciones de producción de sentido, en las condiciones concretas en que se desarrolla. No se trata de una categoría esotérica para hacer, todavía más, incomprensible a la semiótica y a su responsabilidad como instrumento de combate contra la ideología de la clase dominante. Se trata, todo lo contrario, de enriquecer el instrumental de acción o de praxis científica para facilitar su ascenso en las realidades concretas de cada pueblo.

Todas las tareas que sean necesarias en la lucha cotidiana por la emancipación del sentido tienen, ante la “Carta de los Derechos Humanos”, un reto de urgencia crítica que compromete, de manera multidisciplinaria, a quien pretenda contribuir a orientar las luchas emancipatorias para oponerse al humanismo de las formas dogmáticas, mecanicista o esquemático con que se pretende resolver no sólo la problemática humana de nuestro tiempo sino también la idea de un “Derecho” separado del principio urgente de la Justicia Social.

Así cobra sentido nuevo la iniciativa de revolucionar el humanismo para confrontar los campos semánticos de los “Derechos Humanos” con el campo político de la Justicia Social que está por construirse. Porque está claro que ahí donde todas las penurias humanas se agudizan y se encierran en callejones sin salida, ahí la propia noción de lo humano, la propia idea de Justicia pierden sentido. En todo caso, ese es el sueño de la ideología de la clase dominante, despojarnos de toda noción y toda práctica humanista que pudiera garantizarnos orientaciones concretas ya sea en el territorio de la Filosofía como en los escenarios de su praxis inmediata más urgentes. Es el sentido del sinsentido.

Revolucionar la “Carta de los Derechos Humanos” no es una utopía más cuando la pandemia ha desnudado la crueldad burguesa que atesora vacunas al ritmo del mercado y de la crueldad capitalista. Revolucionar al humanismo implica producir herramientas que muestren permanentemente el rostro de nuestros pueblos atónitos que miran, con desesperanza y rabia, la demora de su Derecho a las Vacunas; que miran la demora del Derecho a la Educación, la nutrición, el trabajo, la vivienda y la cultura emancipada. El Derecho a “vivir viviendo y no sobreviviendo” en las condiciones inmorales en que se “vive” bajo el capitalismo. Revolucionar al humanismo de los “Derechos Humanos” implica combatir al ilusionismo filantrópico con una declaración de acción concreta contra las sociedades divididas en clases donde reina lo inhumano del modo de producción dominante y de las relaciones de producción alienantes con todos sus significados. Sus medios y sus modos.

Comments 4

  1. Maledictus ESPINOSA says:
    7 días ago

    El Derecho no ha existido siempre, por decirlo al modo caro al Lenin más materialista e histórico. El derecho tiene su genealogía en Roma. En latín se decía “ius”, de ahí que en español se construya palabras como iusnaturalismo (derecho natural) o iurídico (jurídico), iucio (juicio), etc. Y se usó para darle legitimidad al robo imperial mediante las conquistas militares. Los pueblos prerromanos como los pueblos precolombinos no tenían noción de poseer un título o documento de propiedad de la tierra, de los minerales, de los frutos de la tierra, etc- Los romanos nos jodieron la vida con el derecho. De la misma forma que los europeos (españoles, portugueses, franceses, ingleses, holandeses, belgas, etc) le jodieron la vida comunitaria a los pueblos que invadieron. No es que antes de la llegada de esos imperialismos la vida careciera de problemas. No habitaban en ningún paraíso. Pero tampoco vivían en el infierno.
    Los imperios además de armas de matar físicamente llevaban otro tipo de armas más letales si cabe que les iban a causar peores daños. Eran los intelectuales orgánicos a las monarquías imperialistas. Entre unos y otros se inventaron leyendas insuperables como las que hacían que todos los pueblos indígenas americanos practicaban el canibalismo. Hoy nos quieren hacer creer que a los habitantes del caribe los mató una epidemia vírica. De esa forma se limpian de paja y culpa a las élites que construyeron hasta la semántica del Caribe que significaba caníbal. Fue una forma de legitimar el exterminio completo de los pueblos que encontraron en el primer encontroNAZI con los nativos caribeños.
    Llamar amazonas al río más largo del mundo tampoco está desprovisto de valores míticos para darle vía libre al exterminio de mujeres guerreras indómitas incivilizables.
    Pues el derecho es igual. Tiene unas cargas semánticas que trafican con contrabando. Además, se nos hace creer que la Ley es la ley. Se naturaliza con operaciones científicas donde la ciencia se convierte en un arma de primer orden para el desarme de los potenciales enemigos.
    El derecho realmente es un privilegio. Ley privada. Coto privado de caza. Y es un cuento y un mito. Que la mayoría de las veces no sirve más que una forma de perder nuestra vida a la espera de una utopía imposible que jamás tendrá visos de hacerse realidad. El derecho genera desesperanza. La gente común desespera con los cuentos mitológicos con los que nos acuna el misterioso derecho.

  2. Benengeli Subversivo says:
    7 días ago

    Declaración Universal de los Desechos Humanos: en eso consiste la dinámica criminal y miserable del pornocapitalismo tanatocrático en su fase actual del fascismo pseudo liberal de las memocracias USA imperialistas.

  3. Isadora says:
    6 días ago

    Yo voy más alla: defiendo la soberanía de mi cuerpo no agrediendo con medicamentos transgénicos, que hoy llaman vacunas. El acceso a la salud no es ir al médico, por favor. El acceso a la salud es tener condiciones biológicas, psíquicas sociales y espirituales apropiadas para que nos desarrollemos. Lo demás es hipocresía, mentira y mercado

  4. Maki Migrante says:
    6 días ago

    La Ley y la Trampa. El pueblo, las clases bajas, el lumpen sabe que quien hace la Ley hace la trampa. La palabra ley es multívoca, polisémica, equívoca. Y está hecha para engatusar y engañar.
    La filosofía clásica es inseparable del dominio de los amos sobre los esclavos. Filosofía no es ese mantra tan bonito e idílico que se creen los petulantes pedantes. La filosofía, en la Grecia que veía natural la esclavitud de seres humanos a los que rebajaba, despreciaba y hacía invisibles ya que los trataba como entes instrumentales sin voz ni voto en sus “democráticas” ágoras, era un saber conversar con los amigos que ostentan el mando, la jerarquía y el poder. Y se hablaba de la física en clave de ese mismo poder. De ahí la fuerza supuestamente natural de las leyes. Nomos. Orden, Jerarquía. Sacralidad. Inmutable. Ser.
    La ley es una metáfora del poder mediante la que se transmite que su ordenamiento es incuestionable. Es el papel fundamental que tiene el poder de la física en la construcción hierocrática de las leyes morales. Solo los subversivos podrán en cuestión todo ese arquitrabe especulativo e idealista. La inmensa mayoría lo da por obvio, evidente, natural, racional y lógico. Ya lo insinuó Hegel en sus lecciones universitarias sobre Filosofía del Derecho: todo lo real es racional y todo lo racional es real. No se lo creía ni él. Pero sí se lo tragaron sin rechistar muchos exégetas del maestro berlinés. Incluidos muchos que se llamaron marxistas. Falsos marxistas, por supuesto.
    Echa la Ley se hace la trampa. Pero muchos ilusos del tipo de Carlos FERNÁNDEZ LIRIA ni se enteran. Se inventan la historia de la filosofía. Y defienden hasta a la comunidad universitaria más medieval y escolástica. No es ilógico que publicara en sus inicios en las prensas y editoriales etarras. Los delirios se juntan. Y los errores suelen caminar por parejas como la antigua Guardia Civil cuando hacía rondas nocturnas por los campos para defender las propiedades de los militares de la tierra (esto es: terratenientes).
    Al pueblo, a las clases bajas el derecho siempre le sale del revés: invertido. Y le sale a pagar. Además de manera criminal y miserable. Ahí están los datos que nadie quiere ver: más del 90% de los presos (todos son políticos) no tienen fuera de la cárcel donde caerse muertos. Algunos de ellos, la inmensa mayoría, viven mejor, mucho más cómodos en algunas cárceles que en las barriadas de miseria de ciudades nauseabundas donde sólo habita la escasez, el crimen y el desconsuelo.
    El derecho sólo le sale rentable a las clases medias y, por supuesto, a las altas. De ahí que éstas cuenten con potentes gabinetes jurídicos que le sacan todas las castañas del fuego. Para no quemarse sus manos sucias y delictivas. El tinglado jurídico es una engañifa. Una mentira muy sofisticada. Que dominan a la perfección los intelectuales más sofistas del Reino Francobourbónico de los Bribones. Aquí, allá y en acullá. Allende los mares. La conquista militar en plan Plus Ultra.

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