Introducción
No, no lo busquen en esta noticia. Sólo se ha referido al territorio usurpado de Catalunya. De la decadencia de ese engendro que llamamos España (con 40 de años de franquismo con Franco y otros 42 con franquismo disfrazado de democracia) no ha dicho nada; de modo que seguirá tan decadente, o más, que hasta ahora ese país dirigido por el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos, el más progresista de la historia de España y muy probablemente de la humanidad.
El ya ex ministro de Sanidad, el señor Salvador Illa, ha dejado su cartera en plena arremetida de la pandemia del coronavirus (y del capitalismo) para llegar a Catalunya y, según se deduce de sus palabras, arreglar el “desaguisado” de está nación. El salvador no quiere que “una parte de Catalunya se imponga a la otra”; como si en el conjunto del Estado español una parte diminuta (los grandes capitalistas) no se estuviesen imponiendo sobre la amplia mayoría de la población; la que pertenece a la clase obrera. En fin, leamos lo que dice.
La noticia
En plena intensificación de la pandemia, el candidato del PSC a la Generalitat, Salvador Illa, se ha postulado de nuevo como el hombre de orden y ha prometido centrarse «en los problemas reales de los catalanes». «Percibo que hay una mayoría en Catalunya que quiere pasar página», ha afirmado en una entrevista con Susana Griso en Antena 3.
Illa ha asegurado que llega a Catalunya para «acabar con los 10 años de decadencia» e intentar que «una parte de Catalunya no se imponga a la otra». En este sentido, según ha explicado, quiere huir de «jugar a ver a quién la dice mayor». «Los catalanes quieren reencontrarse y centrarse en los problemas reales. Mi propuesta es esta», ha insistido.
Illa también ha destacado que sus objetivos, si finalmente llega a la presidencia de la Generalitat, serán garantizar el plan de vacunación y planificar la recuperación económica.
Con respecto a la polémica por|para la fecha de las elecciones y la intromisión judicial, el candidato socialista ha reiterado que el PSC «no está detrás«. «No hay intereses políticos», ha destacado.