En apenas unas horas, el foco mediático mundial se moverá a la isla de Cuba. Centenares de periodistas (vamos a llamarlos así en un arrojo de generosidad) están prestos a trasladar a sus huestes dormidas del planeta todo, que el comunismo está a punto de caer y el horror represivo que soportan desde hace décadas. Llevan sesenta años con la misma cantinela pero sin mencionar temas tabús como el bloqueo y las enormes conquistas sociales conseguidas por la revolución en el campo educativo, la salud, el deporte, la cultura… nada de eso está en la agenda de Falsimedia.
En este coro de imperialistas y oportunistas no pueden faltar la gusanera de Miami, el gobierno y oposicion en EE.UU, la UE y la OEA, y la extrema derecha de cada uno de los rincones del plantea, todos cortados por el mismo poder que controla los medios de desinformación masiva y que no traslada la represión que se vive en Chile, Colombia, Ecuador, Haití, Honduras, Guatemala, Brasil… . A esta plaga contra los pueblos se suman gustosos los progres de aquí y allá, los nini, la socialdemocracia que da lecciones de lo que es izquierda democrática alejada de lucha de clases y violencias, los arrepentidos y los timoratos con miedo a perder algún privilegio laboral.
Las dificultades que atraviesa Cuba en la actualidad aparece a los ojos de sus enemigos como una oportunidad preciosa para acabar con sus conquistas, y el flujo de dólares llega estos días a manos contrarrevolucionarias para orgainzar la disidencia. No lo conseguirán. El pueblo cubano en su gran mayoría va a contestar en las calles, barrio a barrio, el intento, el enésimo intento, de acabar con la revolución aunque las cámaras internacionales están allí para grabar lo que ordenan sus amos.