El elegido por Franco, para que el nudo que dejó atado y bien atado no se soltara, llegó a decir en una sus comparecencias que “la Justicia es igual para todos”. Este señor, que tanto ha mentido, dijo entonces una de sus más grandes mentiras. Existen miles y miles de ejemplos de que en el Estado español la (in)justicia actúa de manera muy diferente, dependiendo de qué personas son las juzgadas. Un ejemplo reciente es el los fascistas que asaltaron la librería Blanquerna de Madrid, durante la Diada de 2013.
Según TV3, siete de los ocho ultras encarcelados por dicho asalto ya tienen el tercer grado penitenciario. Por si fuera poco, lo han obtenido en un tiempo récord, ya que en casos no llega ni a un mes desde el ingreso a prisión.
Cabe recordar que sus penas, por un delito de desórdenes públicos, van de los dos años y siete meses a los dos años y nueve meses de prisión. El agravante de discriminación ideológica fue retirado por el Tribunal Constitucional.
No está de más añadir que el tercer grado implica que sólo van a dormir a la cárcel de domingo a jueves, entre semana, pudiendo pasar el resto del tiempo y el fin de semana en libertad. Vamos, igual que a los numerosos presos que existen en las cárceles del Estado español…