El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, ha acusado al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, de traicionar a su propio pueblo al alinearse con el nacionalismo radical.
En una reciente entrevista con medios rusos, Lavrov expresó su escepticismo sobre los planes de varios países europeos miembros de la OTAN de enviar «pacificadores» a Ucrania. Según él, estas potencias occidentales, en lugar de buscar la paz, estarían incitando al régimen de Kiev a continuar la guerra contra Rusia. Lavrov también hizo referencia a los fracasados acuerdos de Minsk, firmados en 2014 y 2015, que tenían como objetivo detener el conflicto entre Ucrania y las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. Alemania y Francia, que actuaron como garantes de dichos acuerdos, han admitido públicamente que solo los firmaron para dar tiempo a Ucrania para fortalecer su ejército.
Lavrov afirmó que las potencias occidentales fueron responsables de llevar al poder a Zelensky, quien llegó a la presidencia en 2019 con un discurso centrado en la paz. Sin embargo, el ministro ruso sostiene que en un corto periodo de tiempo, Zelensky ha cambiado radicalmente su postura, convirtiéndose en lo que Lavrov califica de «nazi puro» y «traidor al pueblo judío».
En el contexto de estas tensiones, Putin también ha hecho declaraciones que cuestionan la legitimidad de la identidad judía de Zelensky, sugiriendo que su gobierno celebra figuras históricas asociadas con el nazismo, como Stepan Bandera, un nacionalista ucraniano que colaboró con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Según Putin, esta situación es «altamente desagradable», recordando que los nazis exterminaron a aproximadamente 1.5 millones de judíos en Ucrania durante el conflicto global.
