Corinna Larsen, la que fuera amante del Borbón Rey emérito Juan Carlos I, ha concedido una amplia entrevista a la BBC en la que explicó cómo era su relación con el ahora fugado. Asegura que el ex monarca debe tener «cientos de cuentas en otras jurisdicciones» y que los famosos 65 millones de euros fueron un regalo «en reconocimiento por cuánto signifiqué para él». Debe tener cuentas, dijo, repartidas por el mundo y reitera que mantuvieron una relación romántica entre 2004 y 2009 y que después mantuvieron su relación ya como amigos.
Corinna dice que un día se puso en contacto con su padre, «Me llamó y me dijo que el Rey había ido a visitarle y le dijo que estaba muy enamorado de mí y que pretendía casarse conmigo», sostiene. «También le dijo a mi padre que no podía hacerlo enseguida, que llevaría un tiempo. Quería que mi padre supiera que iba en serio conmigo».
«Yo estaba muy enamorada de él, pero anticipaba -soy estratega política- que iba a ser muy difícil. Y pensé que podría desestabilizar la Monarquía».
«Por eso nunca llegué a perseguir la idea de la boda. Solo lo tomé como una prueba de la seriedad de la relación, en lugar de como algo que realmente se fuera a materializar». La relación terminó ese mismo año. «Para mi gran sorpresa, justo después del funeral de mi padre, el rey me dijo que mantenía una relación con otra mujer desde hacía tres años».
«En 2014, hizo intentos desesperados para que volviera con él. En cierto momento se dio cuenta de que no iba a volver y se puso completamente furioso. Pidió que le devolviera todo. Creo que fue solamente un berrinche», dice.
Insiste en la entrevista a la BBC además en que en 2012, después de la debacle de Botswana, que supuso en principio del fin de reinado de Don Juan Carlos le transfirió a ella unos 76 millones de dólares (65 millones de euros).
«Estaba muy sorprendida porque obviamente es un regalo enormemente generoso», explica. «Diré, sin embargo, que habíamos tenido conversaciones en 2011 sobre su deseo de gestionar su testamento en vida. Empezó a hablar sobre su muerte y lo que quería dejar en su testamento».
«También mencionó que quería ocuparse de mí, pero no discutimos cantidades. Le preocupaba que su familia no respetara su voluntad», sostiene.
Dice que recibió el dinero después de que su apartamento en Mónaco fuera registrado y de ser visitada por el entonces director del CNI, Félix San Roldán.