El pasado sábado hubo en Berlín una manifestación en apoyo al pueblo de Palestina y contra el genocidio sionista. Y la movilización se llevó a cabo a pesar de las múltiples prohibiciones del gobierno neonazi alemán contra grupos pro Palestina y sus actividades. La policía del capital no pudo evitarla.
Berlín fue la cuna del fascismo y, con la toma de la ciudad y el Reichstag, por parte del Ejército Rojo, también fue su tumba. Tantos años después, sin embargo, las autoridades alemanas más bien parecen contribuir a su renacimiento.
