La multitudinaria manifestación a favor del pueblo de Palestina y contra el Estado sionista de Israel se llevó a cabo ayer en Bruselas, capital de Bélgica. Según la organización, fueron cerca de 110.000 personas las que se echaron a las calles. Por su parte, la policía situó la participación en unas 70.000. En cualquier caso, un éxito rotundo de asistencia a la convocatoria.
Bajo el lema “tarjeta roja a Israel”, en la manifestación se reclamó la imposición de sanciones más firmes contra el Gobierno de Netanyahu. Concretamente, los manifestantes exigieron al Gobierno belga que actúe más allá de las medidas adoptadas hasta el momento, que consideran insuficientes.
A través de un comunicado, la organización de la movilización expresó: “El mensaje es claro: los ciudadanos exigen una acción más continua. Los políticos deben ir más allá de las promesas vacías: se necesitan sanciones políticas y económicas más estrictas”. Se pidió el embargo total de armas, el fin de toda colaboración militar y la prohibición de cualquier inversión que contribuya a la continuación de la “ocupación” de Palestina.
Fiona Ben Cheukroun, coordinadora en Europa del Comité Nacional Palestino BDS, una coalición de organizaciones propalestinas, dijo al respecto: “El movimiento aquí en Bélgica sigue presionando al Gobierno para que ponga fin a cualquier relación, comercial, militar o diplomática, con un régimen que ha sido reconocido por cometer crímenes contra la humanidad y que, como mínimo, está cometiendo un genocidio plausible y sigue anexionando territorio palestino en la actualidad”.
Esta movilización se produjo al cierre de la misma semana en la que el Gobierno belga anunció su intención de reconocer al Estado palestino, que podría llegar en la próxima Asamblea General de Naciones Unidas este mes. El Ejecutivo belga, sin embargo, ha condicionado esta medida a la liberación de todos los retenidos en Gaza y a la imposibilidad de que el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) pueda gobernar en el enclave palestino.
Como se puede observar, una condición sumamente injerencista.
