Es sabido que la mejor descripción del peronismo es la de un violinista que toma el violín (votos) con la izquierda y lo toca con la derecha. Esta máxima ha recorrido la historia de Argentina. En su versión actualizada es el pedir el voto al menos malo, tal como hace la socialdemocracia en casi todos los países. A falta de programas económicos disimiles se acude al menosmalismo que da rédito electoral. Recordemos que fue el gobierno peronista de Fernández/Kirchner quien pidió al FMI lo que luego completó Milei, y los casos de corrupción no son muy distintos que el del actual presidente y su camarilla mafiosa. Ante este panorama, los peronistas -una vez más- fueron el partido más votado en la provincia de Buenos Aires, donde el trotskismo consiguió mantener su representación institucional con un 5% de votos aproximadamente.
Milei no se amilanó y declaró que sigue ruta… hacia el desastre total (hasta que el poder lo vea que está amortizado y lo envíe a Miami):