La consellera de Exteriores, Victòria Alsina anda estos días de viaje oficial por Israel (léase: por tierra palestina ocupada), donde se reúne con miembros del gobierno y alcaldes israelíes. Alsina ha constatado “el interés” de Israel por Catalunya y ha identificado “oportunidades” para colaborar.
Cabe recordar que, en junio de este año, el Parlament reconoció que el sistema que aplica Israel en los Territorios Ocupados es contrario al derecho internacional y equivale al crimen de apartheid. Esto lo recoge el primer punto de una propuesta de resolución que presentaron los grupos parlamentarios de ERC, la CUP y ECP en la Comisión de Acció Exterior, Transparencia y Cooperación (CAETC) y que se aprobó con el voto a favor del PSC-Units, el voto en contra de JxCat (el partido de Alsina) y las abstenciones de Vox y Cs.
Sin embargo, desoyendo la voluntad del Parlament, Alsina expresó el pasado jueves por televisión: “Yo quiero remarcar que las relaciones entre Israel y Catalunya son desde siempre muy buenas. Aquel día de la votación yo estaba representando Catalunya en el exterior, y recuerdo que telefoneé al embajador de Israel y le dije que en ningún caso eso era la posición de Catalunya ni tampoco de la población catalana».
La desfachatez de esta señora es mayúscula. Los políticos institucionales (del sistema), incluida Alsina, siempre han defendido que los parlamentos representan a la sociedad. En este caso concreto (y en otros muchos) se puede observar que sólo son representantes de ésta cuando les interesa.
A todo eso, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, ha defendido que el Govern se relacione con Israel y todos los pueblos y estados del mundo, «independientemente» de su «política interna». Con estas palabras ha justificado las de Victòria Alsina y ha dejado entrever que lo que se aprueba en el Parlament es papel mojado; sólo lo mantienen seco cuando les interesa.
Por su parte, la CUP, a través de Carles Riera, ha expresado que “Por principio democrático, por respeto al Parlament de Catalunya, exigimos a la consellera Alsina una inmediata rectificación y volvemos a reafirmar que las políticas que aplica el Estado de Israel en los territorios ocupados de Palestina y sobre su población representan un régimen de apartheid”. Y ha añadido: “Hasta ahora habíamos querido creer que era el Estado español quien no respetaba el Parlament de Catalunya. Ahora vemos que tampoco el Govern de la Generalitat respeta las resoluciones aprobadas por la mayoría del Parlament que obligan al Govern a su cumplimiento”.
No está de más preguntarse: ¿Y si no rectifica (como todo parece indicar) la CUP qué va a hacer?
El Govern se formó gracias al apoyo de la formación de Riera. Muchas de las cosas que firmaron no se han cumplido. Sin embargo, la CUP nunca ha hecho, ni amagos siquiera, de retirárselo.