El balance no futbolístico nos lleva a analizar -por ejemplo- qué jefe de estado acudió a Qatar a avalar y hacer negocios con la dictadura con la excusa del fútbol. Lo que iba a ser (se dijo) una lluevia contante de mandatarios acabó siendo un cuenta gotas con una excepción: Felipe VI. El Borbón, amigo de la dictadura qatarí quiso saludar en persona a los emires. Todo lo patria, tal y como aprendió de su padre.