Un conocido axioma dic que «cuanto más los conoces, menos los votas». Sirve para el sistema político capitalista en general y, en esta época, en especial describir también al PSOE. La derecha de siempre, la representante de la clase dominante (esa misma que lleva un siglo gobernando ininterrumpidamente) tiene en el PP, Vox, PNV y Junts sus peones, y eso no tiene discusión. El laberinto, para la izquierda transformadora, la revolucionaria, la que entiende que sin un cambio de clase en el poder, todo lo demás es literatura, parches y entretenimiento, lo representa la socialdemocracia. Por razones que no tienen que ver ni con la táctica ni con la estrategia, sino con las cuentas bancarias (propias y de organizaciones) personas y sectores han visto en el PSOE un aliado necesario sin el cual es imposible tocar gobierno en las instituciones, y sin ese tocamiento no hay paraíso. El carrillista «Juntos Podemos» es una rémora letal para la izquierda, porque considerar a la socialdemocracia como parte de la familia ha conducido a alejar cualquier esperanza de cambio, ha alimentado de la mano imprescindible de los sindicatos mayoritarios la «paz social» para que la clase dominante viva tranquila, sin miedo a cambios ni a revoluciones.
Antes de conocer el resultado electoral en Extremadura conocíamos que el PSOE, a través de Rodríguez Ibarra primero y Fernández Vara luego, han gobernado dicha Comunidad Autónoma durante 36 años con mayoría. ¡36 años! tiempo suficiente para poner las bases de un desarrollo socialista de los medios de producción (en Andalucía fueron 40 años, y lo mismo) y virar a la izquierda, pero no. Y no porque el PSOE es un mero aparato de gobierno que responde a intereses del poder económico y eso lo aleja de cualquier posición de izquierda. El aparato mediático del régimen (en su versión «facha» o «progre») se esfuerzan en hacer ver que el juego democrático es PP (y aliados) o PSOE (y aliados), que uno es el centro derecha y otro la «izquierda», y así que vayan pasando los quinquenios cuando no las décadas. Sobre sus múltiples coincidencias en políticas económicas, internacionales, borbónicas y otanicas, represivas… se hace silencio. Sobre eso no hay diferencias y, por tanto, forma parte de la «democracia».
Desenmascarar al PSOE no es tarea sencilla pese a su curriculum. Todo indica que lo tendrán que hacer los sectores sociales más conscientes, los que no se tragan ya la pastilla de votar al menos malo y tienen claro que el enemigo de verdad es la clase dominante burguesa, y esta vota PPSOE para mantener el monstruo alimentado.
