Fue la pasada noche. El Papa León XIV llegó al Líbano por primera vez desde que se convirtió en pontífice. Para recibirle, en medio de una intensa lluvia, salieron a la calle miles de libaneses portando banderas del Líbano y del Vaticano. También salieron algunos con tambores y, por supuesto, mientras León XIV desfilaba muy bien protegido en su papamóvil, la gente se emPAPAba de agua.
¿Por qué será que siempre se mojan los mismos? Por cierto, no parece que León XIV vaya a ir a Gaza para «rugir» un rato contra Netanyahu ni su Estado asesino y sionista.
