El aparato judicial, que como el represivo y el financiero, están al servicio de la clase dominante en una sociedad capitalista, vive en estas horas una falsa disyuntiva. Las dos columnas del régimen dirimen sus fuerzas: progres y fachas (en lenguaje popular) miden sus fuerzas en los órganos de dirección judicial como si el sistema estuviese en cuestión.
La extrema derecha tiene más camino andado, porque sus huestes han sabido colocar en los últimos 90 años a afines en los órganos claves de dirección: el felipismo y sus seguidores colocaron luego a los que pudieron y en eso estamos: unos u otros; otros y unos, y la casa barriéndola entre los dos.
Ambos aparatos mediáticos viven la falsa contienda con un intento de contagiar que los suyos son los justos y los otros no. En el fondo (y en la superficie) lo que parecen discutir es quién hará el discurso ante la Corona en el llamado comienzo del año judicial, para demostrar lealtad y sumisión a los borbones.
La falsa guerra judicial no es ajena a los intereses de clase. Ellos están en la misma trinchera, defienden los mismos intereses. Lo demás es paripé, titulares e inflar el muñeco del menosmalismo..
