Además de escoria humana, Donald Trump es un engreído. Se cree listo, pero rezuma necedad por todos sus poros. Es mentiroso hasta más no poder mientras el poder se le escapa de las manos. Es el presidente de los Estados Unidos, como saben todos ustedes, el país que pretende dar clases de democracia y derechos humanos a todo el mundo, lo que, además de irrisorio, resulta un sarcasmo.
Sin pretenderlo, Trump reconoce que desde 1950 Estados Unidos no ha ganado ni una sola guerra; ¡y se ha involucrado en unas cuantas! Este siniestro individuo lo ha reconocido de esta manera: “El problema con Vietnam, nosotros, sabes, dejamos de luchar para ganar. Habríamos ganado fácilmente. Habríamos ganado en Afganistán fácilmente. Habríamos ganado todas las guerras fácilmente. Pero nos volvimos políticamente correctos. ‘Oh, vamos a tomarlo con calma.’ Ya no somos políticamente correctos, solo para que lo entiendas”.
No ganaron ninguna guerra… y no porque no quisieron ganarlas, sino porque no pudieron.