No podía ser de otro modo, la OTAN no entrará en conflicto con Israel. Ya puede Netanyahu y sus genocidas hacer lo que quieran que al ser aliado principal, a los capos de la OTAN ni se les pasa por la cabeza defender a la Flotilla. Y eso que los barcos son de países que pertenecen a la banda terrorista.
La OTAN está ocupada en crear un cerco en el contorno de la frontera con Rusia (que incluye el apoyo a la extrema derecha colocada como gobierno títere en Ucrania) y en una campaña publicitaria muy obvia y burda de drones rusos que se cuelan en territorio occidental, y GPS que dejan de funcionar en los aviones que viajan Úrsula von der Leyen o Margarita Robes, a la sazón ministra de Defensa del gobierno progre y ferviente defensora de la OTAN. Se entiende que llegar al 5% del Producto Interno Bruto en gasto militar comprado a Trump, es difícil de vender en la sociedad. Se sabe que para hacerlo se tendrá que recurrir (una vez más) al desabastecimento de lo público (enseñanza, salud, transporte, administración….) recurriendo a privatizaciones y «terciarizaciones».
El envío de un barco italiano, un español y otro griego es algo simbólico pero ineficaz porque ninguno tiene capacidad defensa militar real en caso de ataque sionista.