El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha mentido en muchísimas ocasiones. Esto no es nuevo. Dijo que al llegar al gobierno acabaría de inmediato con la Ley Mordaza, por poner un solo ejemplo, y no lo hizo. Pero ahora nos referiremos a lo más reciente, aunque miente tanto y tan a menudo que seguramente, esta, ya no es la última mentira.
Sánchez se las da de ser vanguardia en esto de la solidaridad para con Palestina, aunque todo el mundo sabe que ha tardado en moverse un poco, sólo un poco, casi dos años después del 7 de octubre de 2023 y más de 65.000 personas asesinadas. Y pretende, al parecer, que se le aplauda.
Vayamos, sin embargo, a lo que se supone es la última mentira del presidente español. En relación a los recientes (y tramposos) reconocimientos del Estado de Palestina, Pedro Sánchez expresó: “Fuimos los primeros. Reino Unido, Canadá y Australia no serán los últimos. Juntos, por la implementación de dos Estados en los que israelíes y palestinos puedan convivir en paz”.
No es verdad que con los dos Estados los israelíes y los palestinos podrán vivir en paz. Mientras exista el Estado sionista la paz nunca será posible. Y es que la existencia de Israel como Estado se sustenta en la destrucción del pueblo palestino.
Por otra parte, y he aquí, la principal mentira de Sánchez, España no fue el primer país en reconocer a Palestina. Antes, muchísimo antes fue reconocido por otros gobiernos. Y es que ya en 1988, cuando el 15 de noviembre de ese año la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) proclamó la independencia del Estado de Palestina, Cuba, la Unión Soviética (URSS), la República Democrática Alemana (RDA), y otros países del bloque socialista
Hace 37 años, la primera en reconocer a Palestina fue Cuba (el 16 de noviembre de 1988), dos días después (el 18) la RDA, y el 19 la URSS. En pocas semanas se sumaron 78 países más, fundamentalmente del bloque socialista, Asia y África.
Y este reconocimiento no fue un mero reconocimiento, un lavado de cara, como si lo está siendo ahora con el reconocimiento de los países occidentales que, de alguna manera, son cómplices del genocidio sionista en Gaza.
El reconocimiento de Palestina de los mencionados países hace 37 años se consumó en un acto político con efecto diplomático real, acompañado con apoyo político y material a la resistencia palestina.
