Durante los gobiernos del PP las protestas indignadas acuñaron consignas imaginativas que tuvieron en las movilizaciones del 15M su mayor y mejor momento. El «Esto nos pasa/por un gobierno facha» fue una de las frases que venía de antes, pero que adquirió fuerza y significancia a la luz de la represión. Durante los años del PSOE (es el partido que más tiempo ha gobernado desde 1977 a la actualidad) la violencia institucional no remitió, pero la consigna quedó olvidada en algunos colectivos que por acción u omisión se declaraban cercanos a González/Zapatero/Sánchez.
En estas últimos días, la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado protegiendo, no ya la Vuelta, sino la presencia de un equipo israelí que usa el deporte para blanquear el genocidio, nos acerca a dicho lema. No se puede olvidar que es el ministerio del interior y su responsable, Grande-Marlaska, socialdemócrata nombrado por Pedro Sánchez, el que en este momento ordena a los policías y guardias civiles que para mantener el orden usen la fuerza necesaria, es decir, las porras y lo que haga falta. Pero… ¿esto lo hace un gobierno facha?
Si esa misma orden la diera un ministro del PPVox no habría dudas, provenía de un gobierno facha, ruedas de prensa, protestas, artículos indignados lo criticarían, pero el uso de la violencia es más perdonable si la ejercen los progres. Vale lo mismo para huelgas y movilizaciones obreras que son reprimidas. La pregunta surge sola ¿es tan difícil admitir que el sistema es el mismo, y que lo administre uno u otro no altera el uso de la violencia desde el poder? Está más que claro: el monopolio de la violencia hoy es exclusiva del Estado (capitalista); la clase trabajadora es quien, de una u otra manera, siempre la padece.
